Popular Posts

jueves, 30 de agosto de 2012

Maestros



El Arte Antiguo y Medieval


Se ha afirmado que la civilización humana comenzó en la Mesopotamia. Allí alrededor del quinto milenio aC. por primera vez en la historia, los hombres comenzaron a agruparse en ciudades y se organizaron social y políticamente.

Los jardines colgantes de Babilonia, las murallas de la misma y los palacios de Asurbanipal en Nínive y de Sargón II en Korsabad estaban construidos sobre plataformas de ladrillo por temor a la humedad y a las inundaciones. Las paredes revestidas con azulejos esmaltados formaban franjas o dibujos geométricos de notable maestría y los templos eran vastos recintos al aire libre rodeados de altas murallas.


Los mesopotámicos lograron una asombrosa perfección en el modelado de animales y en las representaciones de escenas de caza y acciones de guerra. Una manera de sostener el vigor en la expresión con el movimiento de las figuras.

Eran seres dotados de sentimientos religiosos y mitológicos con inquietudes y condenas y con el afán de inmortalidad en un cosmos espectral de dementes o suicidas. Tal vez, estaban destinados a morir bajo las armas de Alejandro Magno o del Imperio Romano pero nunca dejaron de amar la naturaleza y la energía de los astros en un reducto de adivinación permanente.

Palacio de Arsubanipal

Ellos sostenían las riendas de la ciencia como escribas de suerte delante de sus toros alados y con deseos de servir a las fuerzas sobrenaturales. Contemplaban a su pueblo y apostaban a sus propias artes sin prescindir del yo, con el respeto sagrado que merecían todas y cada una de las criaturas en la vastedad de la libre creación.

La necesidad de ser objetivo se transforma en impotencia porque el arte niega la frivolidad y entonces ya no existe la lógica. Pueden aparecer los horrores más tremendos y los silencios de santuario porque todo vale y se recoge con nostalgia, pureza, reconocimiento o batalla. En el hervor de la sangre se ve a la persona que muestra su tragedia o su dicha y el espectador sostiene con actitud de juez que espera más, pero que sabe que lo han conquistado o lo han irritado.
 Continuará

Palacio de Sargón II


Ensayo sobre "Historia del Arte"
Luján 2009