Junio

5
COM

 



Demasiado frío en el hemisferio sur.

Llegó el invierno anticipado y con él una nube gris que nos obliga a buscar refugio entre los papeles, en una taza de café, junto al fuego.

Junio es nieve en algunos lugares. Yo casi no la conozco... La vi cuando tenía doce años y de allí nunca más. 
¡Tantas cosas, nunca más!

El tiempo en un soplo se lleva hasta las huellas y nos deja heridas multiplicadas. Hay que aprender a vivir con ellas, con los ecos, con el pasado asomando tibio tras una puerta y el presente vivo, cerca muy cerca, para que el futuro no nos quite la esperanza.

Algunos caminan lentos en esta realidad impensada y otros quieren beber la vida en un solo intento... por miedo.

MIEDO  a no ser, mañana.

Feliz Junio.
Hasta el próximo mes de Julio. 

DIARIO DE LOS MESES



"Cuando la vida nos cambió para siempre"
(amazon)

(Comentarios en el cuadradito debajo de la fecha, a la izquierda)

La Liberación. Hermanas Brontë

 

EMILY, ANNE Y CHARLOTTE BRONTË
-1855-

BIOGRAFÍA NOVELADA

ENLACE---LA LIBERACIÓN

Sallie Deam es una escritora principiante que va a Haworth, la rectoría, donde vive Charlotte Brontë quien se acaba de casar. Sallie quiere escribir una biografía sobre las hermanas y recurre a ella, la única de las tres, que permanece en Yorkshire y que se ha salvado de morir.

Este breve libro es un ida y vuelta, a corazón abierto, un intercambio de sentimientos y de recuerdos, el resumen de las obras maravillosas de las hermanas Brontë y sus carencias, miedos y pasiones.

Cada una mostrará su perfil a través de la palabra de Charlotte, que intentará perpetuar la vida que se les negó...

Una biografía mirada desde el alma

Las hermanas que querían amar y ser amadas.

Siempre me llamó la atención la vida de las Hermanas Brontë, así también como la de Jane Austen: sus obras, la soledad, tanto talento... Es por eso que decidí escribir esta biografía novelada tratando de imaginar, al menos algo, lo mucho que sentían viviendo en la rectoría, junto al cementerio, en medio de los páramos helados y con la tuberculosis asolando esos lugares y su entorno. A pesar de ello, esas niñas tímidas, que no lo eran tanto... pudieron desplegar su inspiración y crear obras inmensas. Emily es mi preferida, pero esta historia o biografía está narrada por Charlotte que fue quien quedó con vida, la última  de ellas, y la que pudo disfrutar un poco del éxito. Me gustó mucho escribir este breve libro porque existían cosas que ignoraba sobre ellas y sus padres, su hermano y la criada Tabby. Fue fascinante entrar en ese mundo.

La abuela francesa. De Suiza a América--Francisca y Juan José---1865 (1era parte)

 



La primera mitad del siglo XlX, conocida como victoriana, fue el período más brillante de la historia inglesa. En esa época la estabilidad interna, la expansión colonial en la instalación del imperio, su potencial económico y su importante desarrollo intelectual y artístico la colocaron en la etapa de mayor prosperidad y esplendor.
En forma simultánea, se establecía en Francia el segundo imperio que debió afrontar una difícil política exterior pues se produjeron la guerra de Crimea en Rusia, la intervención en México y la guerra contra Prusia. Esta última fue fatal para Napoleón porque provocó en París una revolución que declaró “la República”.
En Alemania se completó la unificación que llevó a la formación de la confederación alemana primero y del imperio después, bajo el cetro del rey de Prusia.
Italia verificó la unidad con Víctor Manuel que contó para ello con la hábil política de su ministro Camilo Benso, conde de Cavour.
Por último, en España, después de una serie de crisis políticas, apareció la dinastía de los Borbones que gobernó hasta l931.


El cielo estaba gris, encapotado y a punto de desplomarse en esa tarde del 15 de enero de 1865.
El puerto, junto al estuario del Sena, en Francia, se hallaba poblado de un gentío que rompía la quietud; era demasiado evidente que el bullicio traía aparejado una serie de situaciones antagónicas e incontrolables.
En el vértice opuesto a la muchedumbre, una bella dama observaba los movimientos de sus hijos que merodeaban igual que exploradores en la selva negra. Eran nueve. Como sabuesos deglutían la ansiedad en ese atormentado lugar que los condenaba por los conflictos políticos a estar recluidos en la casa muchas veces en el día. No podían jugar al aire libre porque eran esclavos de los otros, aquellos que escribían las leyes. La euforia brotaba de sus entrañas en busca de la emancipación que les diera la posibilidad de sonreír sin rejas.


La madre era una señora diestra y frontal, de una delicadeza innata pero de carácter fuerte; esa mezcla de cualidades la hacía totalmente seductora a los ojos ávidos de los caballeros que circulaban por el andén en busca de aventuras y de romances efímeros. No obstante, ella era muy fiel a Juan José Bourdet, su esposo.

Francisca Dunoyer estaba vestida con un tapado largo con tablas en uno de sus extremos; con solapas y puños de piel en sus mangas amplias. El perfume “Violettas de Parma” era similar a aquél que usaba María Luisa, la esposa de Napoleón, ya que respondía a la moda y a los cánones de belleza imperantes en el viejo continente.

De---La abuela francesa


Amazon España 
Mis otras novelas: Puerto soledad, La nodriza esclava, El silencioso grito de Manuela, Querida Rosaura, Licia. Hermana mía, Los gatos del campanario, La última mujer, Tu sillón vacío...

La Novia (El tema)

 


Realismo Mágico de la Literatura Hispanoamericana (Maite Lorenzo)


"Hay dolores que se expresan callando"
E.Galeano


Salvador Ferrer se sentía agobiado por una familia demandante que reclamaba a toda hora dinero, salidas, viajes. Se había casado con una mujer que no amaba.
Él era un hombre que le gustaba vivir bien pero creía que en su alma se libraban demasiadas batallas. Se llevaba mal con toda su familia: Dolores, su esposa, era fría y calculadora; su hijo mayor Roberto tenía problemas con las adicciones, Mía era rebelde. El único que calmaba sus ansiedades y temores era Guillermo, el más pequeño.

Un día, Salvador Ferrer apareció muerto.
Dicen... que se quiso suicidar.
Su esposa y su hijo mayor trataron de ocultar el hecho y entonces comenzó para ellos la verdadera tortura existencial. Un camino impredecible de misterios, reproches, intrigas y reclamos, como si alguien quisiera cobrar alguna deuda antigua.

Todos, de a poco, fueron pagando por esa muerte injusta.

¿Quién mató a Salvador Ferrer? ¿Su esposa, su hijo...?


La ausencia tenía efectos indelebles. Los rostros se desdibujaban en la lejanía gris de los recuerdos. A veces, ella-la novia- se preguntaba si esa persona había existido en su vida. La nostalgia la envolvía con sus ropajes místicos mientras el tiempo ocultaba tras las sombras el pasado en una batalla constante por volver.

La muerte.

Quería prescindir del amor para poder vivir, desterrar su compleja melodía, pero aquellas noches la humillaban con su polvo, sueño y agonías.
Necesitaba volver a ese juego infinito.

El abandono paterno.

Estaba sola en ese refugio de cuatro paredes donde podía volar hasta él, pero prefería caminar las veredas, las plazas, las iglesias... Subir al campanario e imaginar abrazos eternos. Salvador la había abandonado, pero ella no. Se quedó cuidando a sus padres toda una vida para finalmente encontrarse con el amor. 

El suicida...

Clara tenía demasiado para dar y no fue valorada lo suficiente; eso le dolía, le llegaba al fondo de las heridas que todos los días le marcaban a fuego su destino. Ella sabía que podría superar la angustia de los días intentando dejar atrás sus primeros propósitos para obedecer a las metas nuevas. El camino la llevaba sola... y su figura parecía niebla gris entre las nubes.

El abandono y la pasividad

El patito feo, de Hans C. Andersen

 


El campo se veía hermosísimo; era el verano. El trigo maduro parecía oro y la avena estaba aún verde. El heno se alineaba en grandes parvas sobre la pradera, por donde se paseaban las cigüeñas de largas patas rojas.

En el centro de los bosques que rodeaban el campo, se abrían enormes lagos. Y en el lugar más claro y soleado, se levantaba una antigua mansión rodeada por un foso profundo; por entre las grietas de sus muros brotaban plantas que llegaban hasta el borde del agua, plantas de follaje tan espeso que las paredes parecían una selva. Allí, oculta a todas las miradas, una pata empollaba su nido.

Ya estaban por nacer los patitos. La pata se hallaba cansada de su quietud. Nadie la visitaba, porque los patos preferían nadar en el foso en vez de quedarse con ella bajo las grandes hojas del muro.

Llegó por fin el día en que, con breves píos, los patitos rompieron los huevos y asomaron sus ojos al mundo.

-¡Cuá-cuá!-los saludó la madre.
-¡Qué grande es el mundo!-exclamaron asombrados, mientras con una mezcla de alegría y temor buscaban refugio bajo las alas de mamá.
-¡0h, es mucho más grande aún!-dijo la pata-.Sigue más allá del jardín. Ya saldremos a pasear. ¿Están todos?. ¡Ah, no! El huevo más grande no se abrió aún. Tendré que volver a echarme...

Una vieja pata vino a visitarla poco después, y las dos se pusieron a conversar para pasar el tiempo. Nuestra pata le habló de su fastidio por ese huevo perezoso que la obligaba a estarse quieta todavía unos días más.



-Déjame ver ese huevo-pidió la pata vieja-¡Ah!. Ya me imaginaba. Puedes estar segura de que es un huevo de pavo. Una vez me llevé yo un chasco parecido, y no sabes el trabajo que me dieron los tales bichos. ¡Le tienen miedo al agua!. No te ocupes de él. Y si quieres seguir mi consejo, déjalo ya y dedícate a enseñar a nadar a los otros.

Pero la pata era una buena madre y no quiso escucharla. Pasaron los días y, por fin, lanzando agudos píos, salió del huevo una criatura tan grande y tan fea, que la pata se quedó mirándola con asombro. ¿Sería aquello un pichón de pavo?. Pronto lo sabría... ¡Al agua, vamos! Y cuando el sol brillaba con más fuerza, la pata con toda su familia, se lazó al agua del foso. Uno tras otro, sus patitos la siguieron. Se hundieron y volvieron a salir, flotando espléndidamente. Ella los miraba de reojo; también el grandote, gris y feo, nadaba con ellos.

-Pues no es un pavo-reflexionó la pata- Nada muy bien. Es mi hijo. Después de todo no es tan feo... ¡Cuá-cuá! Vengan conmigo, vamos a conocer el mundo. Los voy a presentar en el gallinero.

La pata caminó muy tiesa con sus patitos, enseñándoles a caminar erguidos, a decir correctamente "cuá-cuá", y a saludar con cortesía a un pato grande y majestuoso, con una cinta roja en la pata, el más importante de todos porque llevaba sangre española en las venas. Los otros patos lo miraban, criticando en voz alta al pobrecito feúcho. El pato de la cinta roja dio su aprobación a la bandada, menos al último.

Tras esto, los patitos se sintieron como en su casa, pero el patito que naciera feo, fue muy mortificado. Los patos lo mordían, las gallinas lo picoteaban y la chica que les daba de comer lo echaba a un lado.

-Es porque soy tan feo...-se dijo entonces el patito. Y un día, muy asustado, escapó por sobre el cerco, llegando a un pantano donde vivían unos patos salvajes.
-¡Qué feo eres!-le dijeron-¡Horriblemente feo! Pero puedes quedarte. Nadie piensa casarse contigo.

Permaneció dos días con los patos silvestres. Esa tarde, cuando charlaban alegremente con dos ánades que acababan de llegar... ¡bam!¡bam!, sonaron dos disparos por encima de sus cabezas y los dos ánades cayeron muertos.

Se realizaba una partida de caza en los alrededores y los cazadores tiraban escondidos entre las cañas. Los perros se lanzaron sobre la presa, jadeando y removiendo el agua. El pobrecito pato se alarmó mucho y escondió la cabecita bajo el ala al ver delante de él a un enorme perrazo. Pero el perro lo miró, abrió la boca y luego se marchó.



-¡Gracias a Dios!. Soy tan feo que ni el perro ha querido morderme-suspiró el patito.
Y se quedó allí, muy quietito, hasta que al caer la tarde cesaron los disparos y vio alejarse a los cazadores con  sus perros. Esperó un rato y luego huyó del pantano a todo correr. Se había hecho de noche cuando llegó a una casita muy pobre; el patito se asustaba de todo, y no se atrevió a llamar. El viento soplaba en ese momento con tanta fuerza que tuvo que sentarse sobre la colita para resistirlo. De pronto vio que una de las tablas de la puerta estaba rota, y se metió tímidamente por aquel agujero. En la choza vivía una señora muy vieja, sin más compañía que un gato y una gallina. Por la mañana descubrieron al patito.

-¡Qué es esto!-exclamó la anciana, que no veía bien.-¡Qué bueno!. Ahora tendré huevos de pata para el almuerzo.

Allí quedó el patito, y al cabo de tres semanas no había puesto ningún huevo, claro está, porque no era una patita. Y cada día se disgustaba más la anciana dueña de casa.
Para peor, el gato y la gallina eran muy presumidos. El patito no podía siguiera opinar delante de ellos. No se lo permitían, porque según decían, él no servía para nada.

-¿Sabes ronronear como un gato? No. ¿Sabes poner huevos como una gallina?. Tampoco. ¡A callarse, pues!.
Y el patito se quedaba triste y solo en un rincón, pensando en su mamá y los hermanitos. ¡Qué bien hubiera vivido de no haber sido tan feo!. No podía volver, pero tampoco quería seguir viviendo con la anciana, el gato y la gallina, tan insoportables. Y un día se fue.

Encontró en el camino una laguna donde pudo echarse a nadar, como a él le gustaba y pasear al sol. Llegó el otoño. El patito temblaba, sintiéndose triste y muy solo. Un atardecer, cuando el sol se ponía, vio pasar una bandada de pájaros blancos, con el largo cuello tendido, que movían graciosamente las alas. Sus figuras se recortaban contra el cielo enrojecido. Aquellas aves tan elegantes volaban en busca de climas más templados, hacia países más cálidos.

-¡Qué hermosos y fuertes son esos pájaros!-suspiró el patito feo, viéndolos alejarse entre las nubes.
Jamás los olvidaría. Sentía que los amaba sin conocerlos. Quiso decirles adiós y lanzó un grito tan raro, tan poco parecido a un "cuá-cuá", que él mismo se asustó.
Vino el invierno y nevó intensamente. El patito trataba de nadar cuanto podía para no quedarse tieso de frío. Pero la laguna comenzó a helarse. Cada vez era más pequeño el espacio con agua, hasta que al fin sólo quedó un agujero. Y allí quedó una noche atrapado por el hielo, y ya no pudo moverse.

Sin duda, hubiera muerto en aquel sitio, pero por fortuna, a la mañana siguiente pasó por el camino un campesino y lo vio en la laguna helada.
-En buena se ha metido el pobre animalito-se dijo.
Y con un zueco, se puso a quebrar el hielo, hasta que pudo llegar junto al patito, al que libró ya desfallecido. Sin perder momento, lo llevó a su casa. La esposa y los niños del campesino lo recibieron muy bien y entre todos procuraron darle calor, hasta que lo hicieron revivir. Pero el patito, asustado, se echó a volar locamente, volcó la harina, tiró la manteca, desparramó la leche. La campesina gritaba, los chicos quisieron atraparlo y el patito huyó por la puerta abierta.

Sería muy triste contar todas las privaciones que pasó hasta que el sol volvió a calentar la tierra otra vez.
Un día sintió que las alondras cantaban: era de nuevo primavera. Se encontró fuerte, sus alas lo sostenían, y se echó a volar. Pronto se halló sobre un jardín donde florecían los manzanos y el aire olía a lilas recién abiertas. En un lago nadaban tres cisnes, y el patito reconoció a aquellas aves que viera volar una vez. Tembloroso, pensó que lo despreciarían por su fealdad, pero prefirió morir junto a ellas antes que volver al gallinero.


Se dejó caer sobre el agua, y en el espejo del lago vio su propia imagen: no un pobre patito gris y feo, sino un bello cisne blanco. Algunos niños se acercaron a arrojarle migas.
-¡El nuevo cisne es el más hermoso!-gritaron alborozados.
El cisne ocultó la cabeza bajo sus alas; se sentía feliz, pero no envanecido. Jamás se envanece un corazón generoso.

Las lilas se mecían junto al lago, el sol brillaba y él era dichoso pensando:

-¡Nunca soñé que sería tan feliz mientras fui el patito feo!.

Hans Christian Andersen
Cuento de 1843

La vida es aquello que te pasa mientras estas ocupado haciendo otros planes. John Lennon


 No suelo contar los sueños, pero éste me llegó al alma...


Vi llegar a mi madre cuando tendría cuarenta años, hermosa como siempre con su pelo corto oscuro, sus ojos verdes claros, muy claros, transparentes y la sonrisa pintada de rojo.

Llevaba un tapado con un solo botón y un cuello de piel negra: elegante como siempre fue, dulce, cariñosa... Me extendió los brazos.

Yo la miraba desde abajo, como si fuera pequeña.

Estiré los míos también y la abracé tan fuerte, tanto, tanto... más que ella, mucho más...

Luego me despertó el gato Lolo.

Al otro día sentí una paz enorme.

La paz de mamá.

"Los niños del agua"

 



Charles Kingsley (1819-1875) fue un escritor británico fundador del socialismo cristiano
y el mayor representante de la novela social del siglo XIX.
Fue capellán de la reina Victoria
y canónigo de Westminster.
Es autor de una abundante obra  en las que se destacan entre sus novelas
de tesis, las novelas históricas y las narraciones infantiles.



The Water-babys es un cuento de hadas para niños escrito por el reverendo
Charles Kingsley entre 1862 y 1863
y publicado por partes en el Macmillan `Magazine.
Editado como libro completo en 1863;
fue muy popular en Inglaterra durante aquellos años y se convirtió de nuevo
en uno de los pilares de la literatura infantil británica
en la década de 1920.



Publicado dos años antes que "Alicia en el país de las maravillas",
"Los niños del agua"
se ha confundido a menudo con un relato meramente infantil;
al igual que la novela de Lewis Carroll
supera cualquier barrera de la edad.

Ilustraciones Warwick Goble

La última mujer (Cap I Fin de la Belle Époque-1era parte)

 

I

FIN DE LA BELLE ÉPOQUE


Inglaterra, marzo de 1912


Mark Cooper no se separaba nunca de su maleta o baúl. Si debía dejarla en la casa por alguna razón la ocultaba en un lugar secreto. De noche, la colocaba sobre un sofá junto a él y de allí la observaba mientras leía. Más tarde, se dormía mirando en esa dirección con demasiado afecto; era una especie de custodia que lo obligaba a negociar con su propio yo. Él decía que escondía un tesoro y así se lo hacía saber a la familia.

Su esposa Sarah había fallecido hacía tres años y tenían dos hijos: Harry y Rebeca. Mark era un opulento anciano de negocios y su fortuna era cuantiosa. Si bien había repartido algo de las propiedades entre sus descendientes, luego de la muerte de Sarah, Harry y Rebeca se mantenían al margen de los pasos de su padre. Es que Mark era celoso de sus bienes y conocía demasiado a Harry, quien había dilapidado lo que le correspondía en el juego.

Alan Cooper, su nieto, hijo de Harry, creció escuchando la historia de la maleta secreta y la insistencia del abuelo de no abandonarla nunca. Pensaba que llevaba joyas, por eso no se desprendía de ella.
‒El tesoro más grande está aquí dentro‒solía decir Mark y nadie se atrevía, por temor, a preguntar nada porque sabían que guardaba dinero en los armarios o debajo de las baldosas de la habitación como los viejecitos mezquinos. Un dinero que con los años perdía su valor. A la par, tenía una caja fuerte que si llegaba a morir nadie iba a poder abrir porque no sabían la clave.

Mark se mostraba hosco y con un carácter fuerte que lo transformaba en un hombre de temer, imperturbable y áspero. Lo era más desde el fallecimiento de su esposa. Casi ni hablaba, sólo daba órdenes. Se sometía a sus propias leyes acartonadas sin importarle los combates familiares, la salud de Rebeca, su hija, o el padecimiento de su nieto Alan. Demasiado egocéntrico, el mundo empezaba y terminaba en las cuatro paredes del cuarto donde tenía un escritorio para atender desde allí a los empleados de sus tantos negocios. Extrañaba a Sarah, su compañera. La vida, por momentos, parecía no tener sentido.



‒Abuelo, necesito dinero.
‒Tú no piensas en estudiar o en trabajar. Yo soy ingeniero civil; podrías intentar con esa carrera o con leyes. Te voy a buscar un puesto en la constructora de faros. Eso de pedir y no hacer nada no es digno de un Cooper. Y tu padre… ¿No te pone límites? Siempre fue un rebelde.

‒Mi padre no tiene un peso.
‒Yo, muy joven, recibí una medalla de la Sociedad de Artes de Edimburgo por mi trabajo en las técnicas empleadas para las luminarias de los faros.

‒Tengo mala salud‒comentó Alan apesadumbrado.
‒Oh… No soporto oír semejante tontería.
‒Necesitaría ir a Francia en busca de climas cálidos.
‒¡Toma el dinero y vete! ¡Basta ya! Tantas necedades me superan… ¡Soy un anciano! ¿Lo sabes?

‒Sí‒murmuró Alan y miró de reojo, antes de salir del cuarto, el baúl de Mark que permanecía sobre el sofá de terciopelo verde.
Alan se fue contento por un camino que conducía a los barrios más populosos de Londres. Las fachadas y los escaparates se mostraban a lo largo de la calle y los vendedores sonreían a los paseantes que no dejaban de admirar sus encantos.

La última mujer--1912--Un naufragio. El baúl de perlas.
Gracias por  el apoyo que está recibiendo esta novela, por las valoraciones positivas. Es una historia de superación y de amor por la vida y por los sueños. Infinitas gracias nuevamente.

Feria del Libro en mi ciudad

 



📚Este sábado y domingo mis libros van a estar en la Feria del Libro que organiza la librería "Con aroma a Libro".

✨"El silencioso GRITO de Manuela"
✨"Buenas y Santas... Los hijos olvidados"
✨"La abuela francesa. De Suiza a América-1865"
✨"Septiembre" (poemas, 2000)

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Gracias Erika Pikhart por esta hermosa iniciativa, por enriquecer la cultura de la ciudad, por aportar algo distinto y nuevo, que nos une y nos comunica de manera diferente. Amor a los libros, a la escritura, a la trascendencia, a la identidad...
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"Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada”. Cicerón.


Feria del libro en Carcarañá-Santa Fe-Argentina.
Te esperamos con mucha ilusión, para compartir un lindo momento entre libros, café y amig@s...😉📚

Patio de madreselvas



“¿Quién vivirá allá arriba en esa soledad”, pensó trepado al árbol de pomelo.

 La vegetación era escasa por la llegada inminente del invierno que ya parecía helar la sangre a esas horas de la noche. Es que la anciana no era de esos viejecitos que se duermen temprano para levantarse con el alba. Ella trasnochaba porque le gustaba escuchar los sonidos nocturnos y mirar hacia la casa hasta que todas las velas dejaran de brillar. Era un juego para ella que estaba aburrida y que no tenía vida propia. Alguien le había arrebatado los años y había puesto el cerrojo a sus palabras.

Tadea cruzó sigilosamente el patio-jardín cubierta por un rebozo. Ese atuendo era usado por las sirvientas y la gente de color, todas las negras lo llevaban. Cuando hablaban con sus amos, con alguna persona de respeto o cuando iban a dar un recado se descubrían y bajaban el rebozo sobre los hombros. Ese tapado era de bayeta, con mucha frisa.

--Tu sillón vacío
La Revolución de Mayo
-1810-

---SEGUIR LEYENDO

Los hijos de la Patria ya son libres...

 


La libertad era solamente una palabra en los tiempos de 1810 en Argentina, todavía faltaban meses, horas, para que los hijos de la PATRIA fueran libres.

Sin embargo, las señoritas finas de la Escalada se consideraban dueñas y señoras de las miradas, mientras se iba el tiempo...
deshojando otoños con un ramito de violetas.

La abuela Blanca las quería y deseaba tenerlas cerca, pero su hijo, don Pedro, la había llevado a la buhardilla, aquella que desde lo alto parecía una torre de iglesia. Allí la abuela rezaba, pero también rezongaba y daba órdenes a la criada Tadea que iba y venía. 

Camila, una de las niñas solteras, amaba a escondidas y necesitaba huir con el alba... La abuela Blanca observaba... Estaba contenta. Le faltaba rebelarse y escapar tras algún carruaje. 

El sillón rojo la esperaba para tejer sus pañoletas de invierno, pero ella todavía debía esperar muchos años para ocupar su lugar.

-------------------------Tu sillón vacío.

"Las hijas del páramo"

Casa Museo de las hermana Brontë-La rectoría


La tarde era fría.

La bruma se extendía por aquellos páramos y barrizales.

El suelo se hallaba cubierto de nieve y el viento estremecía las grietas de la antigua casona.

“Podría perderme por estos pantanos”, pensó, pero su deseo de llegar era más fuerte que las inclemencias del tiempo. La vida y la pasión por los libros la habían llevado a tomar la decisión y no podía volverse atrás.

¿Quién no lloró con el amor obsesivo de Heathcliff en “Cumbres Borrascosas”?

¿Quién no sufrió con la terrible infancia de "Jane Eyre"?

“Sé que iré y volveré mil veces hasta que me atienda porque aunque no quiera terminará por aceptarlo. Ella y sus hermanas sintieron lo mismo: la vehemencia, el fuego, la idea fija, el hecho de no claudicar, aunque el mundo parecía derrumbarse. ¡Qué lugares oscuros y que apasionantes! Me envuelve esa magia cargada de sueños por volar, de rotundas palabras por decir…”, pensó nuevamente la joven delgada y morena, de ojos grises pensativos.

La criada la miró por la ventana. Primero le pasó un lienzo a los vidrios empañados.

Enero de 1855.


Las hermanas Emily, Anne y Charlotte Brontë

 

Libros de  las hermanas Brontë:
"Cumbres Borrascosas", de Emily Brontë (su única novela); "El profesor", "Jane Eyre", "Shirley" y "Villette", de Charlotte Brontë; "Agnes Grey" y "La inquilina de Wildfell Hall", de Anne Brontë.

"El silencioso grito de Manuela" en la Feria del Libro de Buenos Aires 2022

 


Mi libro "El silencioso GRITO de Manuela

está presente en la Feria del Libro de Buenos Aires 2022, en el stand de la Editorial Dunken.

Gracias por llevarlo nuevamente después de cuatro años de su publicación.

De todas maneras, si desean descargo en PDF lo pueden hacer en la página de mis novelas:

lujanfraixrecuerdos.blogspot.com

La abuela Blanca

 


La abuela observaba. Don Pedro iba y venía por el pasillo de losas. La cabeza erguida y ese porte de caudillo con el látigo que golpeaba las botas lustrosas, le daba un aire de poder. Hablaba solo, rezongaba, su mal humor iba en aumento. Sin embargo, no tenía grandes razones para quejarse de la vida.

“¿Por qué me haces sufrir tanto?”, pensó Blanca desde lo alto, encerrada tras esas rejas.
‒Algún día ya no podrás andar por la tierra porque volarás por los aires ‒dijo murmurando como una viejecita sin remedio‒. Los tiernos fantasmas de antaño son ahora tus monstruos interiores. ¿Puedes manejar las palabras? Creo que se te escapan desarticuladas e invaden tu corazón empecinado en hacer de tu familia seres tristes. No puedes sostener la mirada porque le temes a la agonía de la culpa. Sabes… por la ventana entra tu silencio como lenguaje oculto de la noche. Me juzgas, me castigas, no me hablas desde hace veinte años o más. No recuerdo bien. ¿Tienes brújula? ¿Dónde está tu norte? Hijo te quedarás solo entre tus soberbios vaticinios.

Doña Blanca cerró la ventana bruscamente y don Pedro se asustó. Miró hacia lo alto pero no vio nada y como siempre no le dio importancia. No quería saber de ella, estaba enojado, la sometía a la indiferencia más atroz, la culpaba de todo. Era sólo una anciana que ya no tenía futuro, pero sí un pasado que él no quería recordar. Estaba sordo a sus caricias, a los besos de antaño y acumulaba cenizas que escondían faltas y errores.
.
Nadie es perfecto porque somos humanos.
.
En aquella oscuridad a la que solamente se asomaba la criada Tadea, la abuela sentía compasión por su hijo; podría sepultarla viva que ella lo iba a amar. En su corazón sólo existía la entrega al prójimo, a los seres queridos y a la lluvia.
Los abrazos del sueño estaban próximos… Quizá.


❤






Tu sillón vacío
La Revolución de Mayo
-1810-