La abuela francesa





LA ABUELA FRANCESA
Nº 2 en Amazon España en su categoría HISTORIA DE AMÉRICA DEL SUR.
Gracias a los lectores que lo descargan y lo compran, me da mucha ilusión.

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PUERTO soledad






Emilio partió la noche en mil pedazos. Su corazón se quedó latiendo entre la verdad y el equilibrio. La gloria de los días fue almacenando momentos de paz en esa tierra de nadie.

¿Por qué te quiero?
Eres luz y sombra, el estallido del aire frente al muelle.





Poeta hay que ser para versar sobre la guerra, su ritmo interno y los secretos cuando la libertad no madura porque es sólo niebla y desierto.
Lejos, un molinito rojo trae el desgarramiento de la esperanza como mar abierto entre las formas desdibujadas de la vida.

Luján Fraix

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PUERTO soledad

Teobaldo, el gatito amigo


Aquella noche, mamá y papá estaban como para una fotografía... porque con la corbata nueva y el collar de perlas iban los dos a una fiesta.

-Todo está tranquilo-dijeron.
Y clic-clic dieron vuelta la llave.



Lucy dormía en su pecera, Sally en su cuna, abuelita en su gran cama y Teobaldo junto a la chimenea. ¿Oyen ese snorriiiiprich? Pues son los ronquiditos de los cuatro amigos bien calentitos en su sueño.
En eso Sally dijo:

-¡Achipon! que en lengua de bebé significa: "Estoy aburrida". Y por supuesto Teobaldo se despertó enseguida.
-Ya sé te voy a hamacar-dijo. Y se subió al ropero y encontró globos para inflar.
Después sopló y sopló y cuando tuvo grandes globos de colores los ató a un lado y al otro de la cuna de Sally. Y la cuna se levantó un poquito y empezó a flotar como si fuera un barquito. ¡Cómo se reía Sally!

Pero quien no se reía nada era Lucy, la pescadita.
-Yo me aburro todo el día y nadie se preocupa por mí, dijo en lengua de burbujas.
Entonces, Teobaldo con la zarpa llenó la pecera de olas. ¡Qué divertido!

-Chist, chist, no te olvides de nosotros Teobaldo-dijeron Roki, Soki y Toki, los ratoncitos.-Hace mucho que no nos corres, estamos aburridos,-se lamentaron. 
Y Teobaldo para divertirlos los persiguió por el comedor.

En es momento, abuelita abrió un ojo y dijo:
-Soñé que toda la casa estaba despierta, voy a ver.
Y al hallar a Sally llena de globos, a Lucy muerta de risa y el comedor desordenado dijo:

-Todos a dormir.

Clic-clic volvió a resonar la cerradura. Mamá y papá regresaban de la fiesta. La abuelita ya dormía en su cama.
-Todo está tranquilo- dijeron bostezando
Y Teobaldo se reía, acomodadito en su almohadón de terciopelo.

Cuento de Inés (1964)
De mi propia colección de cuentos infantiles.

Retratos Literarios: Rocío



ROCÍO COSTA RÍO (La primera hija de Manuela)



Al año y medio de la boda, nació Rocío. Manuela era casi una torpe criatura con la beba en brazos; la abrazaba de tal manera que parecía que quería utilizar sus propios huesos para darle vigor a la niña, todavía frágil; sin embargo, Rocío gozaba de una extraordinaria belleza tan transparente como mágica. Una sola candela bastaba para iluminar el cuarto porque existía demasiado esplendor en torno a la recién nacida.

Manuela quería refugiarse con Rocío en su propio mundo de sentencias y de revelaciones porque su miedo iba en aumento y convocaba a sus fantasmas interiores que aleteaban como aves espectadoras de algún probable exterminio...


...Cuando nació su hermana Letizia, Rocío se puso muy celosa. Escapaba tras la gata Máxima en dirección a la cocina en busca de los helados. La niña de ojos color del cielo castigaba a la mascota que huía al jardín para regresar al anochecer cargada de grillos. Rocío pensaba que tendría que inventar alguna travesura para llamar la atención, algo fuerte que les llegara al corazón, pues veía a sus padres demasiado azucarados con esa hermana menor que no quería.

Así lo hizo, inventó una locura que dejó huellas imborrables.

De----------------- El silencioso GRITO de MANUELA


Millones de gracias por el apoyo a la página de la Editorial, por los RECOMENDAR, COMPARTIR y los comentarios maravillosos que me dejaron.

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PUERTO soledad










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(para leer los primeros capítulos)



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Revelaciones




La tarde me trajo la luz viva del recuerdo...
A la izquierda del camino, a unos cien metros, vimos el cementerio. El auto viejo color bordó marchaba cada vez más despacio para respetar el descanso de los abuelos tras los muros de torres almenadas. Entre el pinar y los rosales, los cipreses, los mármoles y las figuras aladas hablaban un idioma que poblaba el espacio de interrogantes, en un presente sin conciencia del peligro. Las almas musitaban sus reclamos, pero nadie escuchaba las sentencias.

Por el sendero de tierra hollada, el auto cruzaba los trigales bajo el sol entre los mugidos y las cúpulas crucificadas mientras la lumbre, que parecía emerger desde las profundidades, nos envolvía cual manto y lo visible se transformaba frente al polvo del llano.

La huella del surco agreste consumía la maleza y nos abrazaba con su luminiscencia insólita y glacial que llegaba a lo más hondo, a los cuerpos, cuando el pañuelo de mi madre quería volar en fragmentos multicolores.

El coche aceleraba para llegar más rápido a un destino que se acortaba... y había alegría, risas, caprichos y deseos de enmascarar la realidad, sin entender el mensaje que dejaba la fugacidad de los momentos.

A la entrada del pueblo, el panorama me pareció familiar: las casas de tejados rojos, los almacenes con olor a yerba, los perros cruzando las callecitas y la gente que saludaba con las manos en alto aun cuando la noche cubría esos hogares con música, voces y perfume de jardines habitados por magnolias y por gatos.

Yo, parada en una esquina, con treinta años sobre mis hombros, observaba con tristeza aquel carruaje bordó que atravesaba la avenida; mis padres sonreían y llevaban en el asiento delantero, los tres juntos, a una niña que tenía el ceño fruncido.

¿Quién era aquella criatura disconforme con las leyes establecidas que preguntaba y respondía sin ver la felicidad?

Yo estaba mirando pasar mi vida sin saber si me hallaba de pie en la acera o si todavía, con la impaciencia de mi edad, me atormentaban los eternos viajes en el auto viejo.

L.Fraix (cuento)


¿Qué lápiz te gusta más?, de Adela Vettier




En una caja de lápices de colores, los lápices hablaban entre sí.

-Yo pinto el sol-dijo el amarillo.
Y todos lo aplaudieron porque el sol es importante.

-Yo pinto la niebla-dijo el gris
Y todos lo aplaudieron porque la niebla es hermosa.

-Yo pinto el cielo-dijo el azul
Y todos lo admiraron porque el cielo es inmenso.

-Yo pinto las nubes-dijo el blanco
Y todos lo saludaron porque las nubes son encantadoras.

-Yo pinto el fuego-dijo el rojo
Y todos lo acariciaron porque el fuego calienta.

-Yo pinto las copas de los árboles-dijo el verde
Y todos lo quisieron porque los árboles son alegres.

-Yo pinto los troncos-dijo el marrón
Y todos lo respetaron porque los troncos son fuertes.

-Yo pinto el carbón-dijo el negro
Y todos los lápices se miraron con burla y dijeron:

-El carbón ensucia.
-El carbón es feo.

El lápiz negro iba a ponerse a llorar, cuando una mano de niño abrió la caja.
Miró todos los lápices, tomó el lápiz negro y escribió una sola palabra:

MAMÁ

Adela Vettier

SELECCIÓN POÉTICA---Luján Fraix



PLENITUD


Un lugar donde vivir,
bello refugio, paraíso...
Una escalera muda y sin retorno
y una voz que se escapa del silencio.

Espejismo desierto,
ecos de sílabas que dispersan su agonía...
Un lugar donde vivir,
de fuego, de risas,
de sueños que dibujan sus siluetas espigadas.

Pequeño edén, revelación que clama,
tallado en ese océano de islas celestiales.
Viento que hiere y resucita...





Y tu voz resuena, el mar se la lleva,
el alma brota de tus ojos sombríos
y me trae, cautiva,
a morir a esta soledad de cuentos
sin testigos ni puerto, vacía...

Un lugar donde vivir,
eclipse y espuma,
melodía de alas
y palmeras que musitan sus odas.
Allá en el horizonte imposible,
entre las caracolas y las gaviotas,
sin la prisión de tus palabras.


*"Mención especial" concurso de poemas de Acebal. Bs. As.
*Publicado en "Imágenes y Poemas"
*Publicado en "Cuadernillo Poético" "Alas del Alma".
*Publicado en "Septiembre".



SELECCIÓN POÉTICA-Luján Fraix

Amazon.es
https://www.amazon.es/dp/B07WXMFBB1

Esta antología la publiqué en 2003 con "Alas del Alma". Es muy breve y tiene algunos poemas premiados. La subí a amazon en estos días para quienes les gusta leer poesía (son pocos) pero fieles y eso me da felicidad e ilusión. El alma, la mía, va en estos versos.

Gracias por compartir.

La abuela francesa



Por las noches, al acostarse, Melanie pensaba mucho en la vida y aparecían en su memoria fragmentos del pasado que le traían nostalgia. La diversidad de secuencias la remontaba a Suiza, allá en el valle, junto con sus hermanos. Aquella taza de leche al regresar de la escuela, el miedo a los caballos alazanes de pelo rojizo o canela y las caminatas con la leña para el hogar al lado de su papá Juan José. Había tanto que añorar que resultaba imposible resumirlo en los sueños. Recordó a su abuela Victoria Dunoyer que le contaba historias de Napoleón y de su gran amor Desirée, una mujer extremadamente femenina, fatal y misteriosa envuelta en una armonía de fragancias: iris azul, rosa de mayo, jazmín de Grasse, ámbar gris. El joven militar Napoleón jugaba con el nombre de ella, la llamaba “Desirée, la deseada”.

Luego el viaje a América, un lugar para vivir sin grandes aprensiones pero tan diferente a Europa; los comienzos y la lucha contra los aborígenes. Sólo había algo que borraba los vestigios de tristeza: las novelas, la escritura y el amor por los animales.

La abuela francesa, de Luján Fraix


Amazon España

-----------------Pasión por Isabel Allende, Gabriel García Márquez

El otoño de Antonio Machado




El otoño en Soria es cautivante.
Álamos dorados, chopos medio deshojados
y un olmo seco decoran la ribera del Duero.
Caminamos desde San Polo hasta San Saturio,
siguiendo la senda del río,
con la esperanza de encontrar a don Antonio Machado.
La cita era en lo alto de la cueva,
allí donde viven los santeros,
un lugar alejado del mundo y del tiempo.
Sentado a una mesa de roble, nos esperaba;
tenía puesto un sombrero claro de ala ancha,
camisa blanca, pajarita al tono y un largo, raído,
y oscuro sobretodo, exagerado para las temperaturas de la época.

Leonor, su esposa

"Soria es un lugar decisivo para mi vida
y para mi poesía,
significa el final de la juventud y la llegada de la madurez
y del amor.
Me hospedé en una pensión de la calle de los Estudios,
en la plaza de los Teatinos.
Los dueños eran don Ceferino Izquierdo y doña Isabel Cuevas,
vivían con sus tres hijos.
Leonor, con sus trece años, era la alegría de la casa.
Y yo me enamoré de ella apenas la vi.
Pero, tímido como soy, tardé casi dos años en declararme.
Siempre he sido demasiado sensible al ridículo, 
no quería arriesgarme a un fracaso.

Día de la boda

Tuvimos un noviazgo rápido, y el 30 de julio de 1909
celebramos la boda, en la Iglesia de Nuestra Señora la Mayor, de Soria.
Yo tenía treinta y cuatro años y mi esposa quince.
Fueron tres años de felicidad, hasta que enfermó Leonor
y Soria ya no tuvo sentido para mí.
Huí porque esa ciudad sin Leonor me hacía sentir
la más horrible de las soledades.




Una poesía que aspira a conmover a todos ha de ser muy íntima.
Lo más hondo es lo más universal.
Imágenes y sonidos no son nada por sí mismos,
de nada valen en poesía si no expresan estados profundos de conciencia.
No es la lógica lo que el poema canta, sino la vida,
aunque no es la vida lo que le da estructura al poema sino la lógica.
Ni poesía pura ni poesía surrealista.


Sed benévolos. Benevolencia no quiere decir tolerancia
de lo ruin o conformidad con lo inepto, significa voluntad del bien;
en vuestro caso, deseo ardientemente ver realizado el milagro 
de la belleza.
Sólo con una disposición de ánimo 
la crítica puede ser fecunda.

Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son,
aún más abiertos para verlas distintas a lo que son,
más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son!
Yo os aconsejo, a vosotros sobre todo,
que escriben para tanta gente, una visión atenta.
¡Vuestra misión es ver e imaginar despiertos!"


En la desesperanza y en la melancolía
de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.
Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,
por los floridos valles, mi corazón te lleva.


...Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada,
famoso por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada...

***
Texto revista "Lea"


Con dignidad




Muchos podían imaginar a qué se debía la mirada ausente de don Juan. En su silla de paja rota, sentado como al descuido, con apatía, observaba el camino donde seguramente en un rato llegaría alguna carreta. Su esposa criaba gallinas y vendía los huevos en el pueblo. A veces, guardaba ese poco dinero que le quedaba debajo de los carros, en la tierra, para que nadie se lo quitara... Cerca del cañaveral había un par de vacas, algunos patos y un burro.

Para don Juan no existían los sábados y los domingos, tampoco la Navidad y el Año Nuevo. Él trabajaba todo el día en el campo porque amaba ese pequeño mundo que había heredado de sus abuelos inmigrantes. Eran muy pocas hectáreas en medio de una casa modesta pintada con cal. Cuando llegaban los tiempos de cosecha, don Juan se volvía más callado. Sufría mucho. Es que sabía lo que iba a ocurrir...

Por el camino, cargado de polvo, se acercaban algunas personas enviadas por el gobierno de turno. Se llevaban bolsas de trigo para los necesitados. Don Juan, sin decir una palabra, con las manos en los bolsillos, los veía alejarse y la angustia le oprimía el pecho. Lo poco que le quedaba no le alcanzaba para vivir y para comprar semillas para volver a sembrar el año próximo y entonces se endeudaba.

¿Y si el granizo le destruía los sembrados? Se endeudaba el doble.

¿Quién era el necesitado?

El humilde que en vez de buscar otro empleo esperaba el regalo o el que dejaba su vida de la mañana a la noche mientras otros lo despojaban de la mitad de su digno trabajo.

Don Juan pasó a ser, con los años, el abuelito con las mismas alpargatas rotas, la silla de paja y el corazón triste, disperso, silencioso... el que un día, por fin, dijo BASTA.

L.Fraix

Más rápido que la vista, de Ray Bradbury




"¿Cuál es la recomendación final para mí mismo, el niño mago ya maduro y para ustedes?

Cuando las voces del teatro del amanecer suenen en su cabeza, no se demoren. Peguen un salto. Esas voces pueden desaparecer antes de que corran a la ducha para ordenar sus ideas.

La velocidad es fundamental. La carrera a ciento cincuenta kilómetros por hora hacia la máquina de escribir es una cura certera contra el desenfreno de la vida y la realidad.


Apresúrense a vivir.
Sí, por Dios.
A vivir y a escribir. A toda prisa."

Del libro:
MÁS RÁPIDO QUE LA VISTA, de Ray Bradbury


El autor falleció el 5 de junio de 2012 a la edad de 91 años en Los Ángeles, California.
A petición suya, su lápida funeraria en el cementerio Westwood Willage Memorial Park lleva el epitafio: "Autor de Fahcenheit 451".


Diario de Pablo Neruda: Isla Negra




"Pensé entregarme a mi trabajo literario con más devoción y fuerza. El contacto de España me había fortificado y madurado. Las horas amargas de mi poesía debían terminar. El subjetivismo melancólico de mis "Veinte poemas de amor..." o el patetismo doloroso de Residencia en la tierra tocaban a su fin.


Me pareció encontrar una veta enterrada, no bajo las rocas subterráneas, sino bajo las hojas de los libros. 


¿Puede la poesía servir a nuestros semejantes?
¿Puede acompañar la lucha de los hombres?



Ya había caminado bastante por el terreno de lo irracional y de lo negativo. Debía detenerme y buscar el camino del humanismo, desterrado de la literatura contemporánea, pero enraizado profundamente a las aspiraciones del ser humano.

Comencé a trabajar en mi Canto General.


Para esto necesitaba un sitio de trabajo. Encontré una casa de piedra frente al océano, en un lugar desconocido para todo el mundo, llamado Isla Negra. El propietario, un viejo socialista español, capitán de navío, don Eladio Sobrino, la estaba construyendo para su familia, pero quiso vendérmela. ¿Cómo comprarla?. Ofrecí el proyecto de mi libro Canto General, pero fue rechazado por la Editorial Ercilla, que por entonces publicaba mis obras. Con ayuda de otros editores, que pagaron directamente al propietario, pude por fin comprar en el año 1939 mi casa de trabajo en Isla Negra. La idea de un poema central que agrupara las incidencias históricas, las condiciones geográficas, la vida y las luchas de nuestros pueblos, se me presentaba como una tarea urgente. La costa salvaje de Isla Negra, con el tumultuoso movimiento oceánico, me permitía entregarme con pasión a la empresa de mi nuevo canto."



Patria, mi patria, vuelvo hacia ti la sangre. 
Pero te pido, como a la madre el niño
lleno de llanto.
Acoge esta guitarra ciega,
y esta frente perdida.

Salí a encontrarte hijos por la tierra,
salí a cuidar caídos con tu nombre de nieve,
salí a hacer una casa con tu madera pura,
salí a llevar tu estrella a los héroes heridos...


Querido y remoto muchacho, de Ernesto Sábato




La palabra "poesía" tuvo sus orígenes
en Poiesis (griego).
Lo poético era el lugar donde se revelaban los dioses.
Los escritores eran hombres consagrados,
condenados a ser videntes 
y a testimoniar lo luminoso
y lo tremendo de la vida.


El poeta es elegido,
es una vocación que le llega;
exige la intervención de lo sobrenatural.


Cada autor además de talento
o del genio necesitará de otros atributos espirituales:
el coraje para decir su verdad,
la tenacidad para seguir adelante,
una mezcla de fe en lo que tiene que decir
y de reiterado descreimiento en sus fuerzas,
una combinación de modestia ante los gigantes
y de arrogancia ante los imbéciles,
una necesidad de afecto 
y una valentía para estar solo.


Un escritor profundo no puede meramente describir
la existencia de un hombre de la calle.
En cuanto se descuida, 
aquel hombrecito empieza a sentir y pensar
como delegado de alguna parte oscura
y desgarradora del creador.
Sólo los escritores mediocres
pueden escribir siempre crónica
y describir la realidad externa de una época
o de una nación.



En los grandes, su potencia es arrolladora
que no pueden hacerlo aunque se lo propongan.
Nos dicen que Van Gogh
quería copiar los cuadros de Millet.
No podía, claro:
le salían sus terribles soles y árboles
que no eran otra cosa
que la descripción de su espíritu alucinado.


Un gran poeta no trafica con las emociones:
sufre la visionaria tensión del hombre con su destino.

Ernesto Sábato.

Santos Lugares, Abril 1990

La vida empieza hoy, de Douglas Kennedy





¿Por qué todos soñamos con un cambio
en nuestra vida y por qué el cambio siempre nos parece
una lucha titánica?

¿Por qué nos asusta tanto la pregunta:
¿Qué es lo que quiero?

La novela de Douglas Kennedy analiza todas estas cuestiones
en el marco de un breve encuentro,
y ahonda en las posibilidades de descubrir
un nuevo amor en plena madurez.
Asimismo,
es un libro que funciona como un espejo
para que el lector se enfrente
a sus propios dilemas,
dudas y sueños.




En el umbral de la eternidad, de Ken Follett





"En el umbral de la eternidad"
es una novela histórica del británico Ken Follet.
Constituye la tercera parte de la Trilogía del siglo
The Century,
cuyas dos primeras partes fueron "La caída de los gigantes"
"El invierno del mundo".

Narra la historia de cinco familias que viven en distintos puntos de Europa
y Estados Unidos desde la construcción
del Muro de Berlín hasta 2008.



Las familias estadounidenses, alemanas, rusas, inglesas y galesas participan en los acontecimientos sociales y políticos que marcaron desde los sesenta a los noventa.

Ken Follett repasa el devenir de aquellas personas que lucharon por la libertad individual en medio del conflicto titánico entre los países más poderosos jamás conocidos.

La novela comprende el período de la Guerra Fría entre 1961 y 1989. Se inicia el año en que se completa la construcción del Muro de Berlín. Los protagonistas de esta novela son los hijos y nietos de aquellos principales personajes de las dos obras anteriores que se ven envueltos en acontecimientos históricos de la última parte del siglo XX.

"Ésta es la historia de mis abuelos, de nuestros padres y de nuestras propias vidas. De alguna forma, es la historia de nosotros," invita el propio Follett.



***

Aquel viejo libro



En una vieja Biblioteca se encontraba el libro más antiguo de este lugar, su pasta y sus hojas  estaban ya deterioradas por el paso de los años y el uso de los estudiantes; se sentía cansado y viejo y aunque su sabiduría era inmensa, quería verse como los libros nuevos con  sus páginas llenas de palabras de diferentes formas.

Una mañana, sin querer, un niño rasgó las páginas del libro; la bibliotecaria le dijo:
 -Qué has hecho, dañaste el tesoro más bello de este lugar, ahora tendremos que rehacer todas sus hojas.

 Con gran tristeza el libro pensó que lo iban a cambiar por otro , fue tanta su angustia que no se dio cuenta que lo iban a reparar; lo dejaron en un cesto, pensó que sus días habían terminado. De pronto se lo llevaron a un cuarto con lleno de máquinas, observó que allí entraban libros viejos como él y salían nuevos; de repente se vio dentro de la máquina y pensó "hasta aquí llegue yo."

Pasaron varios días...Cuando despertó, vio sus páginas de colores vivos y letras grandes, una pasta dura, sin querer se había convertido en uno de los libros que tanto le gustaban y a pesar de ser una edición nueva, siguió siendo el texto más importante de aquel lugar.


Siempre que soñamos algo se nos convierte en realidad.

Autor: Christian de Colombia

Diario de Honorato de Balzac



Honorato de Balzac


Nací en Tours el 20 de mayo de 1799. Mi madre, Ana Carlota Laura Sallambier, hija de un acaudalado comerciante en paños era treinta y dos años más joven que mi padre; de carácter frío y especulativo, ágil y egoísta, era lo menos parecido a un modelo de ternura. Hacia 1840, yo mismo escribí en una carta:

Su madre


"Si supiese usted qué mujer es mi madre,
un monstruo.
Me odia por mil razones.
Me odiaba ya antes de que naciera.
Es para mí una herida de la que no puedo curarme.
Creímos que estaba loca.
Consultamos a un médico suyo desde hacia treinta y cinco años.
Nos declaró:
-No está loca. No. 
Lo que ocurre, únicamente, es que es mala...
Mi madre es la causa de todas las desgracias de mi vida."

Mi padre, Bernard-Françoise Balssa, era administrador del Hospicio local. Dinámico, pésimo comerciante-en dos años despilfarró la generosa dote de mi madre- y autor de pésimas monografías, siempre estaba dispuesto a sacarle un poco más a su destino.

Durante seis años estudié en el colegio de Vendôme; en ese lapso, mi madre sólo me visitó dos veces. Me refugié en la lectura...


Honorato de Balzac escribió muchos libros que tuvieron un éxito relativo hasta que el espaldarazo definitivo llegó con "Eugenia Grandet". Este libro le valió el reconocimiento de toda Europa- tuvo el apoyo de Dostoyevski, quien hizo su traducción al ruso-, una plaza al lado de Hugo, Nerval, Gautier y George Sand, y un impresionante éxito crítico.

Es evidente, que en "Eugenia Grandet" Balzac se propuso tratar el poder del dinero. Existe una historia de amor, bastante lacrimógena por cierto, y es importante, pero siempre estará subordinada al oro, que ha marcado-y seguirá marcando-los hábitos, las costumbres y los sentimientos de los personajes principales. 

A menudo, se ha criticado el excesivo énfasis que Balzac pone al tratar las manías del avaro y el enamoramiento de Eugenia; a la hora de la verdad, eso no desmerece en absoluto el ritmo de la narración.

Hay en Eugenia Grandet
páginas memorables,
como el instante en que Eugenia entrega sus ahorros
a Carlos,
o la agonía del viejo Grandet,
un avaro que está a la altura de Shylock de Shakespeare
y del Harpagón de Molière.



***

Diario de Pablo Neruda: la mamadre




"Mi padre se había casado en segundas nupcias
con doña Trinidad Candia Marverde, mi madrastra.
Me parece increíble tener que dar este nombre
al ángel tutelar de mi infancia.
Era diligente y dulce,
tenía sentido del humor campesino,
una bondad activa e infatigable.

La mamadre viene por ahí,
con zuecos de madera. Anoche
sopló el viento del polo, se rompieron
los tejados, se cayeron
los muros y los puentes,
aulló la noche entera con sus pumas,
y ahora, en la mañana
de sol helado, llega
mi mamadre doña
Trinidad Candia Marverde,
dulce como la tímida frescura
del sol en las regiones tempestuosas,
lamparita
menuda y apagándose,
encendiéndose
para que todos vean el camino.

Oh dulce mamadre
-nunca pude 
decir madrastra,
ahora mi boca tiembla para definirte...


Fui creciendo.
Me comenzaron a interesar los libros.
En las hazañas de Búfalo Bill,
en los viajes de Salgari,
se fue extendiendo mi espíritu por las regiones del sueño.
Los primeros amores, los purísimos,
se desarrollaban en cartas enviadas a Blanca Wilson.
Esa joven era la hija del herrero
y uno de los muchachos, perdido de amor por ella,
me pidió que le escribiera unas cartas de amor.
No recuerdo cómo serían estas cartas,
pero tal vez fueron mis primeras obras literarias,
pues, cierta vez,
al encontrarme con la colegiala,
ésta me preguntó si yo era el autor
de las cartas que le llevaba su enamorado...


No me atreví a renegar de mis obras
y como turbado le respondí que sí.
Entonces me pasó un membrillo 
que por supuesto no quise comer
y guardé como un tesoro.
Desplazado así mi compañero en el corazón 
de la muchacha,
continué escribiéndole a ella
interminables cartas de amor y recibiendo membrillos...

Esta vez dejadme
ser feliz,
nada ha pasado a nadie,
no estoy en parte alguna,
sucede solamente
que soy feliz
por los cuatro costados
del corazón, andando,
durmiendo o escribiendo.
Qué voy a hacerle,
soy feliz...


Fui leyendo, enamorándome y escribiendo al paso
del tiempo, entre los invierno de Temuco
y el misterioso estío de la costa.
Muchas veces me han preguntado
cuándo escribí mi primer poema,
cuándo nació en mí la poesía.
Trataré de recordarlo.
Muy atrás en mi infancia 
y habiendo apenas aprendido a escribir,
sentí una vez una intensa emoción y tracé unas 
cuantas palabras semirrimadas,
pero extrañas a mí,
diferentes del lenguaje diario.
Las puse en limpio en un papel,
preso de una ansiedad profunda,
de un sentimiento hasta entonces desconocido,
especie de angustia y tristeza...


Era un poema dedicado a mi madre,
es decir, a la que conocí como tal,
a la angelical madrastra cuya suave sombra
protegió toda la infancia.
Completamente incapaz de juzgar mi primera producción,
se la llevé a mis padres.
Ellos estaban en el comedor,
sumergidos en esas conversaciones en voz baja
que dividen más que un río el mundo de los niños
y el de los adultos.
Les alargué el papel con las líneas,
tembloroso aún con la primera visita de la inspiración.
Mi padre, distraídamente,
lo tomó en sus manos, lo leyó,
me lo devolvió diciéndome:
-¿De dónde lo copiaste?.
Y siguió conversando en voz baja con mi madre
de sus importantes y remotos asuntos...


Entre morir y no morir
me decidí por la guitarra
y en esta intensa profesión
mi corazón no tiene tregua,
porque donde menos me esperan
yo llegaré con mi equipaje
a cosechar el primer vino
en los sombreros del otoño..."