"El Hacedor", de Jorge L. Borges

0
COM

 


"Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara."

"Cuando yo esté guardado en La Recoleta, en una casa de color ceniciento provista de flores secas y de talismanes, continuarán su terco trabajo, hasta que los modere la corrupción. Ellos, y la barba en mi cara".

"Decirse adiós es negar la separación, es decir: hoy jugamos a separarnos pero nos veremos mañana. Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros."

El Hacedor, de Jorge L. Borges

"La nodriza esclava", de Luján Fraix

0
COM

 


Era la primavera de 1526, el rey se enamoró de Ana Bolena y de sus ojos negros.

Isabel sintió vergüenza y huyó por la escalera aterciopelada; pensó que aquello no era un espejismo. Frente al portal, abrazada a las imágenes aladas que surgían desde los lirios, cayó rendida por un sopor letal que afectó su raciocinio. Sumergida en el ilusorio tiempo de lo sobrenatural, con una congoja parecida a la herida de un puñal, se desmayó de súbito.

Al amanecer, el mundo la encontró fría rodeada de un hielo rocoso y atrapada por insectos y murciélagos. Un gallardo caballero la levantó del piso. Isabel se apartó bruscamente de ese hombre porque estaba en falta. Todo la hacía sentir culpable porque no podía resistir el roce de una mano masculina que no fuera la de Auguste; experimentaba sensaciones extrañas en su cuerpo como si estuviera cometiendo el más terrible pecado.

Enrique se acercó para recibir a Jacobo IV de Escocia. Isabel salió corriendo rumbo a la casa; pensó en la noche que él habría pasado con esa mujer y se estremeció porque creyó que, quizá, el rey la habría visto observando desde la puerta.


La nodriza esclava, de Luján Fraix

(Gracias Estados Unidos y Reino Unido por la compra y las lecturas)

 


"Catedrales", de Claudia Piñeiro

0
COM


" Hacer lo posible para que el olvido no venza al deseo de que la memoria perdure.
Aún amnésica, evocar o fingir."

"No sé por qué mis padres no tuvieron más hijos. Cuando les preguntaba decían: "porque Dios así lo quiso". Y evitaban otra respuesta. Por mi condición de hijo único, no tuve con quien compartir la intensidad desmedida de nuestra relación. Temían exageradamente que me pudiera pasar algo, siempre, ante cualquier circunstancia. Ellos nunca iban a permitir que me fuera de la casa familiar sin su consentimiento, no importaba que ya hubiera alcanzado la mayoría de edad".

" Es un chico muy sensible. Y a veces la gente demasiado sensible camina por una cornisa muy fina entre las realidad y sus pensamientos."

Catedrales, de Claudia Piñeiro

"La llave de Sarah", de Tatiana de Rosnay

0
COM

 


" Había algo adulto en la mirada solemne de sus ojos color avellana, en el modo pensativo en que levantaba la barbilla. Siempre había sido así, desde muy pequeña. Serena y madura; a veces demasiado madura para su edad."


"Después de la redada, enviaron a Drancy  a los judíos sin hijos. Drancy se hallaba cerca de París, mientras que los otros campos estaban a más de una hora, perdidos en mitad de la tranquila campiña de Loiret. Fue aquí donde la policía francesa separó a los niños de sus padres sin que nadie se enterara."


"La verdad es más dura que la ignorancia."


La llave de Sarah, de Tatiana de Rosnay

"Las herederas de la Singer", de Ana Lena Rivera

0
COM

 


" La vida se convirtió en una sucesión de días tristes, con su madre diciéndole todo lo que hacía mal en las interminables horas que pasaban cosiendo juntas y con dos hermanos que, lejos de suponer un alivio, sólo  le daban trabajo pues, como correspondía en aquella época, era ella la que les lavaba la ropa, les preparaba la comida y limpiaba lo que ensuciaban."


"Roberto fue el gran amor de Florita, el más puro, el más intenso, y el único incondicional. Se llevó con él el corazón de su madre para mantenerlo a salvo, que a base de amor del bueno quedó convencida de que con los hombres era mejor ser querida que querer. Por eso, Florita pasó el resto de su vida dejándose querer."


"Las cosas que pasan más desapercibidas son las que se hacen a la luz del día."


Las herederas de la Singer, de Ana Lena Rivera

"Antes del fin", de Ernesto Sábato

0
COM



" La verdadera patria del hombre, a la que siempre retorna luego de sus periplos ideales, es a esta región intermedia y terrenal del alma, este desgarrado territorio en que vivimos, amamos y sufrimos. Y en un tiempo de crisis total, sólo el arte puede expresar la angustia y la desesperación del hombre, ya que, a diferencia de todas las demás actividades del pensamiento, es la única que capta la totalidad del espíritu, especialmente en las grandes ficciones que logran adentrarse en el ámbito sagrado de la poesía. La creación es esa parte del sentido que hemos conquistado en tensión con la inmensidad del caos.

No hay nadie que haya jamás escrito, pintado, esculpido, modelado, construido, inventado, a no ser para salir de su infierno".

"Aunque terrible es comprenderlo, la vida se hace en borrador, y no nos es dado corregir sus páginas".

"En la tristeza todo se vuelve alma".


Antes del fin, de Ernesto Sábato.

"Tú, que te escondes", de Cristina Bajo

0
COM


"Y hete aquí que aquel indio la miraba a los ojos y ella no podía bajar los suyos; y hete aquí que, llevada por la curiosidad, estudió su rostro, y le gustó, y lo encontró joven, agradable, con la piel de un color cálido que le recordaba la tibieza del sol; también le gustó su pelo, tan oscuro, lacio y espeso, que le encuadraba el rostro confiriéndole el aspecto de una de aquellas figuras que había visto en un libro, en la biblioteca del obispo, en Saldán: guerreros de épocas remotas, con lanzas y espadas y caballos con máscaras aterradoras.

¿Cuánto tiempo se miraron? Quizás algún ángel lo notó, pero hubo un momento de eternidad entre ellos que no podía medirse humanamente, donde cesaron ruidos y voces y colores y formas y ella sintió que estaban solos, ambos dos, en una tierra desconocida.

Intuyó que pertenecían a la misma tribu de despojados."

Tú, que te escondes, de Cristina Bajo
(maestra de la literatura argentina)

"La abuela francesa", de Luján Fraix

0
COM

 


Melanie recordaba a Elemir cuando entretenía a los niños igual que una nodriza del siglo XVl. Para él todo era sorprendente porque se sentía turista y dueño de las tierras; con un tesoro en las manos que no quería que nadie le arrebatara, ni siquiera la muerte. Sin embargo, lo hizo despiadadamente y lo dejó más solo que cuando pedía limosna en el pórtico de la iglesia de Santa Úrsula en Francia. El padre Honorato Liberté, aquella persona sana que le enseñó a ser fuerte era un vago recuerdo igual que la estampa de Elemir: el gaucho, el amigo incondicional, el alma y el cuerpo de François.

Por el postiguillo de la puerta, se veían los ojos de Jeremías turbado por la ancianidad que venía a contar cuentos junto con Melanie, los dos solos y acurrucados. No podían capturar el tiempo y le temían al sufrimiento porque sabían que era el fin de la travesía.

 

Sólo conocen la luz aquellos que tienen fe. Melanie de eso podía estar tranquila. Fue la fundadora de la iglesia, quería a su colegio y a las hermanas Carmelitas de la Caridad y concurría a misa de réquiem y en especial a la del jueves y viernes Santo y por la Navidad. Esclava de los rezos y al servicio de quienes la necesitaban, siguió los pasos de su madre con la humildad de los grandes, tal vez su porte y el genio no dejaban ver su sensibilidad, el miedo a dejar a los seres queridos sin protección y el terror a lo desconocido, pero estaba latente la nobleza bajo el poncho de dama guerrera.

El día que Jeremías murió había gorriones que volaban por las callejas donde se consumían las mieses. Acudieron a despedirlo sus amores antiguos, Nicolás y Carlota, Elemir, tan viejecito como él, todos los hijos postizos que educó y Melanie, su compañera de lágrimas. La cara iluminada por la blancura de su alma parecía sonreír a los descendientes que arrastraban su catecismo de consejos y atenciones. Quizá hubiera tenido que llover en el instante del adiós para corroborar su trayectoria, como dicen en el campo, pero el aguacero llegó al otro día con las fiestas patronales.


La abuela francesa, de Luján Fraix


"La ciudad de vapor", de Carlos Ruiz Zafón

0
COM

 


"Años más tarde me dijeron que la vieron por última vez cuando enfilaba aquella sombría avenida que conducía a las puertas del Cementerio del Este. Atardecía y un viento helado del norte arrastraba una bóveda de nubes rojas sobre la ciudad. Caminaba sola, temblando de frío y dejando una estela de pasos inciertos en el manto de nieve que había empezado a caer a media tarde.

Al llegar al umbral del camposanto la muchacha se detuvo un instante para recobrar el aliento. Un bosque de ángeles y cruces se insinuaba tras los muros. El hedor a flores muertas, cal y azufre le lamió el rostro, invitándola a entrar. Se disponía a seguir su camino cuando una punzada de dolor se abrió paso por sus entrañas como un hierro candente. Se llevó las manos al vientre y respiró hondo, resistiendo la náusea. Por un instante interminable sólo existió la agonía y el miedo a no poder dar un paso más, a caer desplomada frente al portón del cementerio y a que la encontraran allí al alba, abrazada a sus rejas de lanzas como una figura de hiel y de escarcha, el hijo que llevaba en el vientre atrapado sin remedio en un sarcófago de hielo.

La ciudad de vapor, de Carlos Ruiz Zafón

"La dueña de la santa", de Mariana Guarinoni

0
COM

 


"---Quiso quedarse la santa, aquí se quedará---asintió Joao con la cabeza mientras hablaba---.Tendrás agua para beber del río y puedes cazar y pescar para sobrevivir. Y deberás construirle un refugio a la imagen, para que no se arruine de las lluvias. Desde hoy cuidarla es tu tarea: ya no serás mi esclavo, sino esclavo de la estatuilla. Vivirás para ocuparte de ella."


"Manoel volvía a ser libre, como antes de que lo apresaran en su selva natal. Sin amos, sin dueños, sin castigos, sin órdenes. Libre. Nunca había estado tan feliz en sus veintiséis años, porque volvía a tener un bien perdido, que antes no había valorado por considerarlo natural e indiscutible: su propia vida."


La dueña de la santa, Mariana Guarinoni

"Quebrada", de Mariana Travacio

0
COM

 


"Me llamo Lina Ramos, soy la esposa de Relicario Cruz. Hace tiempo que le vengo diciendo que nos tenemos que ir, pero él no quiere. Se aferra mucho a esta tierra, dice que acá nacimos y que acá tenemos que morir. Pero es que ya no queda nadie, le digo. Y me dice que no podemos andar abandonando a nuestros muertos, no podemos irnos y dejarlos acá, Lina, sin que nadie los reconozca. Así me dice. Que esas cosas no se hacen. Y yo le explico que con gusto me quedaría si hubiera qué comer. Pero esta es una zona muy quebrada, no se encuentra ni un pedazo de tierra que sirva para algo. Sólo crecen esos yuyos tristes, llenos de espinas que arañan el viento. Lo demás es pura piedra.

El otro día que andaba mala, tuve que ir donde Octavia, que sabe curarme. Me tardé cuatro horas trepándome a las piedras. Llegué con el último suspiro. Todo eso le vengo diciendo a Relicario, pero no sabe escucharme. Dice que la tierra no se abandona. Que si uno se va, los muertos se quedan sin nombre, y se acaban confundiendo porque ya nadie se les acerca a recordarles ni quiénes eran, ni qué decían, ni qué les gustaba. Hay que llevarles la caña y un poco de sopa, o lo que hayan tenido en vida."

Quebrada, de Mariana Travacio

👇
¡Forjadores de espadas
acá está la palabra!

Decía Juan R. Jiménez

¨¨
Hoy en día, más que nunca, debemos cuidar la palabra escrita con vocación y responsabilidad.

"La cocinera de Frida", de Florencia Etcheves

0
COM

 


"Sus colores, sus risas, su olor; la manera de enojarse, de estar cansada, de llorar; el frío de sus manos al acariciar, el calor de su pecho al abrazar. Todo convertía a Frida en una criatura magnética para cualquier ser que tuviera un corazón latiendo, y eso incluía a las mascotas."


"---Yo sólo tengo un cuerpo. Y una cosa es tener un cuerpo y otra muy distinta es ser bella. Eso también lo tienes que aprender".

"---Todo eso que ves ahí es el artificio de mi mentira más grande. Me inventé un personaje para disimular mi propio ser. Para ser deseable, muchas veces, es imperioso ser otra. Yo soy tehuana para complacer a Diego.

La cocinera de Frida, de Florencia Etcheves