Marzo

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Nunca pensé que después de haber escrito dos novelas sobre la guerra, en este caso de Malvinas, hoy estuviera sintiendo ese vacío de corazón inhumano y desapacible, la incertidumbre de no saber, de no haber aprendido nada, de quedarme a oscuras con preguntas sin respuestas.

Y el dolor tan profundo,
la soledad en los gritos de nuestros hermanos que lloran...

La guerra es nada, no sirve, acumula angustias inocentes de seres que no entienden tanta maldad humana.

 Y cuando se va deja cenizas que se vuelan con la primera brisa, silencio, ruinas, impotencia, cielo devastado, tormenta que no cesa, nubes grises y eternas.

¿No aprendimos nada a lo largo de los años y de los siglos?
Sordos al dolor del otro, siguieron combatiendo por ideas estériles, con el alma hecha muro, piedra caliza, frente a los ojos húmedos de los niños heridos por fuera y más por dentro.

Niños que sueñan con un futuro, que buscan la risa, que enfrentan el miedo, sin comprender, bajo la lluvia de las balas.

No hay nada que la guerra haya conseguido que no hubiésemos podido conseguirlo sin ella. (Havelock Ellis)

Marzo aparece desierto porque hemos quedado desolados, con un deseo de esperanza demolido frente a otro dolor que nos sacude el corazón. 
La palabra PAZ parece tener tres letras... nada más.

 Grande es la culpa de una guerra innecesaria. (John Adams)

El secreto de las azucenas, de Marie J. Cisa

 



Una novela que mezcla el presente y el pasado, en una historia donde la verdad se abre paso y busca de forma irrefrenable salir a la luz.

1925

El Whisper zarpa desde España con destino al sur de América. En el viaje un grupo de jóvenes conocen el amor y la amistad, cambiando para siempre el destino de sus vidas.

En estas tierras, Ferrán y Nina serán protagonistas de un amor marcado por la esperanza, donde las costumbres de la época y los embistes del destino determinarán su futuro, dejando por muchos años una historia sin final.

1999

Azucena Arias no quiere dejar la casa que la vio crecer, pero su vida ha tomado un rumbo inesperado, por lo que se ve obligada a recorrer un camino que no estaba en sus planes.

Sumado a la mala situación económica, los desvaríos de su madre, presa del Alzheimer, son cada vez más frecuentes y reveladores, por lo que comienza a sospechar que los secretos de su familia son más de los que creía.

Azucena, decide conocer su pasado a través de fotos y un misterioso diario, intentando reconstruir la historia de su abuelo y de todos aquellos que llegaron en el Whisper hace más de siete décadas.


El secreto de las azucenas, de Marie J. Cisa

Hija única. Libro de Recuerdos, por Gerardo Molina (Uruguay)

 


Ay Gerardo, me emociona tu presentación. Es única, generosa, brillante, como todo lo que haces, escribes, publicas... Me conmueven hasta mis mismas palabras escritas en un diario. No sé cómo agradecer tanto, amigo. Es demasiado. Cuánto amor por las letras querido Gerardo porque además de ser profesor, escritor y poeta, eres artista y el artista se brinda todo el tiempo porque eso le da la dicha que su alma necesita. Eres un gran artista. Gracias de corazón.
-----------------------------✍️Diario: "Hoy Canelones", de Uruguay.
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Nuevo Libro de Luján Fraix
Hija única: Libro de Recuerdos de Luján Fraix, 86 páginas, Edición Kindle, 2022.
En su presentación la editorial expresa: “Es una autobiografía de la autora. A través de sus páginas revive su infancia, la casa de los abuelos, los padres y su vocación por la escritura. Es un diario de alegrías y de cristales rotos, cuando el amor y el desamor dibujan tenues pinceladas frente a la edad de los espejos: los que muestran el verdadero rostro. La autora, hija única, nos acerca la luz del escritor solitario frente a la página en blanco: su refugio. Una vida mágica para los demás, iluminada, fecunda, abierta al sol... pero desolada por un destino inexorable.”

Luján Fraix nos regala, regalo en su sentido prístino (del latín regalis, algo propio del rey o de la realeza), fineza, dádiva, ofrenda de su espíritu abierto y generoso o como expresara Belk “con un valor simbólico, pues desde los más lejanos tiempos cumple una función comunicativa dentro del grupo humano”, en este libro, su autobiografía. Recuerdos entrañables –historia personal, poesía y hasta podríamos decir, confidencias-. Ajena a vanidades superfluas se nos muestra tal cual es, con un lenguaje en veces coloquial, donde la poesía tiene su impronta natural. Así, la acompañamos desde su niñez por el agreste encanto de su tierra santafesina.

“No tenía idea de las horas y de la finitud de la existencia porque era dichosa... Llueve la tarde/ sobre el rojo tejado/ risas de niños… En la adolescencia engañaba al espejo cuando mi rostro me decía que parecía un angelito del cielo. Quería ser mayor, corría delante de mis propios pasos…

Y, siempre, con la guía tutelar de las luchas y ejemplo de sus ancestros, donde destaca la figura paradigmática de su bisabuela Melanie, a quien eterniza en una de sus más celebradas novelas “La abuela francesa”. (Ver La Página Literaria del 12 de abril de 2018). Todo, con su precoz alumbramiento en las letras, sus lecturas azarosas y primeros poemas. Luego, la adolescencia, sus estudios, el amor, la juventud y la madurez, su periplo vital de dichas y dolores, de triunfos y derrotas, de luchas, de superación, y, sobre todo, de su fidelidad a la escritura…
En carta personal, nos cuenta cómo surgió la idea de escribir esta obra: “-Hija única-Libro de recuerdos- no es una biografía común, sino narrativa poética como la mayoría de las obras que escribo. Me inspiré en unas lecturas de Neruda en la revista Proa, donde intercalaba la historia de su vida con algunos versos. Finaliza luego del fallecimiento de mi padre en 2014.”

Y en las líneas finales del libro nos confiesa:
“Con la taza Isabelina de mi abuela Rosa podía hilvanar historias, atrapada entre los cendales de la vigilia, de la amistad, de los momentos vividos. Las flores me hablaban con susurros de mamá buena y en sus ojos rubios se veía el cariño. Había colibríes jugando con el agua, entre las hojas. En la calma de la siesta se refugiaba la espera y existía demasiado sosiego de hija única entre las voces. Eran aquellos que estaban por llegar… Me gustaba mucho la frescura del verde, los malvones, los laureles, los jazmines… Tomar el té y algunos mates con galletitas de chocolate o con la torta que hacía mamá de dos colores y coco rallado. Todavía podía sobrevivir mirando el horizonte, dejando la ansiedad guardada en un arcón antiguo, tratando de olvidar con pinceladas pretéritas una voz, un gesto, el adiós. No pude hacerlo y permanecí en la ribera como niña huérfana esperando una caricia. Me salvó una nave que llegó agitando su vuelo. El amor. Hoy soy feliz. La tarde asoma su acostumbrado sopor de mediodía. El tiempo tiene su patio de sombras en la ancianidad de los muros. Hay vuelos en el viento campesino y cenizas debajo de la higuera.

¿Cuánto dura el amor? LA ETERNIDAD Aprendí que la vida te pone a prueba siempre y que no sabemos de lo que podemos llegar a ser capaces frente a una situación extrema. Yo, hija única, sobreprotegida, me convertí de la noche a la mañana en una mujer fuerte. Crecí con el dolor y aprendí a valorar lo que en verdad importa…
A la escritura le he dado todo, he rescatado historias y amores olvidados, he mirado vidas ajenas para inspirarme: sus obsesiones, alegrías, miedos y búsquedas. Soy autora de oficio, libre, que tiene un sueño y que espera… Gracias por compartir este Libro de Recuerdos. Quien me conoce sabe que es el retrato de una vida.”
Compartimos con nuestros lectores las páginas iniciales del libro.

Palabras como pájaros

Nací a la medianoche en primavera. Mis padres, que ya eran grandes, sintieron que un sueño se convertía en realidad. Las callejas de mi pueblo mostraban un campanario bendecido por mi bisabuela Melanie, allá por el 1900. En el retablo de la luna quedaron mis ojos negros… La gente, en los veranos, se sentaba en las veredas a tomar aire. Nosotros jugábamos sin tener miedo a nada; nos reíamos, disfrutábamos de las tardes sin brújulas. La única responsabilidad era aprender. Mi infancia fue la época más feliz de mi vida. Las aceras que, entre la enramada, enlazaban sus tramas me envolvían en guerras de indios, toldos y plumas, viajes a países de princesas etéreas con libros, poemas y comparsas. Participé del carnaval; la carroza se llamaba Pimpollo y yo iba vestida de flor. Entre luces y sombras, las máscaras mostraban el artificio de lo efímero. A mí no me gustaban mucho esos festejos, me parecían algo desenfrenados; querían arruinar mis mejillas empolvadas. Yo no jugaba, sólo miraba. Parecía muñeca de cera, no quería que me tocaran… Prefería la paz de mi casa. En aquellas jornadas de modista criando bebés de felpa, me abrazaba a mi gato negro. Yo lloraba y él, desesperado, no sabía cómo consolarme. Solía viajar en tren en algunos inviernos. Veía los campos desnudos y los tejados blancos. Las chimeneas parecían envejecidas por la bruma cuando el día tomaba su fotografía. Eran las estaciones del alma que escribían su historia. No tenía idea de las horas y de la finitud de la existencia porque era dichosa. El recuerdo de aquellos días me trae la perfección de los momentos y me enfrenta a una realidad diferente, pero me quedan sus rastros, las fotografías y el culto a la amistad. Llueve la tarde/ sobre el rojo tejado/ risas de niños. En la adolescencia engañaba al espejo cuando mi rostro me decía que parecía un angelito del cielo. Quería ser mayor, corría delante de mis propios pasos. Necesitaba llegar… ¿Dónde? La esperanza invadía un mundo en donde la música encontraba sus horarios, era cuidadosa y sabía, espiritual. Me abandonaba a las ideas intelectuales con mi mirada pulcra de joven rebelde y solitaria. No veía a la gente porque soñaba con una de mis obras: encontrar un amor único que llenara los espacios vacíos con la sabiduría del equilibrio. Dibujaba poesías, pintaba cuentos… con un sentimiento único e irrepetible y con el íntimo deseo de permanecer a la vera de los días, razonablemente feliz. Existía una historia adulta que me esperaba entre cuadernos y patios, con un jardín de pétalos chinos y de golondrinas. Yo me internaba por los recodos de mi casa colonial y entre la periferia de un Arca poblada de gatos me dormía para seguir soñando. Se abre el libro mayor… Y allí figuran los primeros miedos y los insomnios que hablan. Veinte años sobresaltada por los temores. Dos ojos severamente recorriendo los rincones que suenan a cristales rotos y la manta de lana juega en mis hombros como los cien folios en sus gotas de miel.
¡Todo se registra en las páginas de la vida! Mis padres y la ausencia de ellos, la casa rural, la gata Milagros, el dolor, la página en blanco…
Luján Fraix

¡Gracias Gerardo Molina!
Hija única. Libro de Recuerdos.

Una decisión inevitable, de María Montesinos

 


NUNCA ES TARDE PARA CREER EN EL AMOR

La nueva novela de la autora del best seller Un destino propio que más de 80.000 lectores estaban esperando

UNA MUJER DISPUESTA A VOLVER A EMPEZAR

Han pasado tres años desde que Victoria viajó a Inglaterra para casarse con el aristócrata que su padre había elegido para ella. Convertida ahora en una joven viuda, su único deseo es regresar a Madrid para reencontrarse con los círculos literarios y periodísticos que frecuentaba antes de su infeliz matrimonio. Sin embargo, antes deberá pasar algunas semanas en la explotación minera de Riotinto, en Huelva, para solventar unos asuntos de su familia británica.

UN PASADO IMPOSIBLE DE OLVIDAR

Victoria se establece temporalmente en la colonia de los propietarios de las minas, donde la lujosa vida de la comunidad inglesa contrasta con las miserables condiciones de los trabajadores. Será ahí donde el destino le depare dos sorpresas: el inesperado acercamiento de su cuñado Philip, un apuesto médico marcado por su vocación de ayudar a quienes le rodean, y la reaparición de Diego, el periodista con quien Victoria vivió una historia de amor imposible antes de casarse y que llega a Riotinto, enviado por su periódico, para informar sobre la incipiente revuelta de los mineros.

DOS AMORES Y UNA DECISIÓN

Tras el éxito de Un destino propio y Una pasión escrita, María Montesinos pone el broche a una trilogía que ya ha conquistado a más de ochenta mil lectores. Trasladándonos a un lugar y un momento histórico fascinantes, esta novela nos presenta a una protagonista que se debate entre dos amores y dos formas de ver un mundo lleno de injusticias. Pero cuando es el amor quien elige por ti, hay decisiones que son inevitables.

Rostros conocidos, leyendas ancestrales

 


Dicen...

La guerra sólo termina cuando la persona muere.

Emilio lo sabía y por eso se refugiaba en su yo interno. Sentía la soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida, su abismo, el lacerante temor de no hallarse protegido... La maldad eterna se colaba por las grietas de su casa y podía mirarlo desde algún vértice buscando combatir otra vez y otra vez.

No se terminaba la contienda, el combate en el frente era infinito y aparecían enemigos, rivales, con rostros conocidos y leyendas ancestrales.

¿Cómo hacer para continuar? La paz no estaba del otro lado, la paz era solamente una palabra, pero debía encontrar fuerzas para hallar ese sendero de luz tras una vela encendida.

PUERTO soledad
La guerra de Malvinas
-1982-

Los inmigrantes en la Argentina

 


 La abuela Melanie era dueña de su vida y referente de los inmigrantes que seguían sus pasos. Sabía contar las horas entre la incertidumbre de pisar las nuevas tierras y el amor que todo lo curaba.

Era artífice de las horas y pilar de esos descendientes del sol y de la patria. Quería poblar los confines del sur con la convicción de que se podía ser buena gente sin dejar de reconocer que no eran bien mirados. Otros ocupaban esos puestos y había que respetarlos...

Los inmigrantes en Argentina dejaron un legado que hoy es el sostén de esos caminos poblados de brotes porque supieron cómo levantar un país: sacrificio, trabajo, amor... respeto.

La abuela francesa

De Suiza a América

-1865-

Camino recorrido... (gracias lectores)

 




Gracias por darle la oportunidad a mis libros.
Escribir para mí no es un trabajo sino una necesidad vital, pero sí me resulta a veces (sólo a veces) agotador buscar estrategias para hablar de ellos. No me gusta la publicidad directa.
Gracias lectores💕

Página de autor👇👇👇

Grito de mujer, locura de amor


 Aquella Manuela que conocí no me miraba, no se daba cuenta de que yo la observaba como quien ve un lienzo empolvado por los años. Ella era distante, inalterable, sosegada... Llevaba sus angelicales procesiones dentro del alma como un nudo de llanto. Era la madre que sabía hablarle a los muros, a la sombra asilada en su piel, a los retratos. 

Eternamente Manuela.

 Yo era una más que llegaba para irme rápido detrás del anochecer.


🌷EL SILENCIOSO GRITO DE MANUELA
Manuela, una mujer real.

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Escribí esta novela entre 2006 y 2008 y me inspiré en una mujer real como casi todos los personajes de mis historias.

Recuerdo que solía, como ahora, escribir capítulos en el blog y la gente entraba a comentar. Se enojaban con el personaje de MANUELA, opinaban que necesitaba ayuda, la asistencia médica de un psicólogo, etc. Yo me reía y les decía que si bien era una persona real, yo misma le había agregado cierto dramatismo a la novela.

Fue una etapa muy enriquecedora que me llenó el alma de diversas opiniones y de intercambio, algo fundamental para quien escribe: la opinión del lector, que no suelo encontrar en algunos medios demasiados fríos.

Sueño con llegar a ese sitial; sin embargo, me conformo con escribir porque para mí es una necesidad vital.

Me gusta ahondar en la parte interna de esas personas que nos acompañan día a día con sus alegrías, fracasos, dudas, sueños y también miedos. Esos temores que a veces ahogan, que no dejan vivir en paz, que es mejor silenciar... Y es allí cuando terminamos enfermándonos... Nos enojamos con la vida y el destino, nos encasillamos, para no ver aquello que nos atormenta.

Manuela no supo o no pudo llevar a sus hijas por un camino feliz porque ella no tenía claro cuál era el sendero apropiado; se equivocaba en todo porque el miedo la paralizaba, no le permitía crecer ni tomar decisiones, dejaba en manos de otros sus propios compromisos y obligaciones. Así era, así la recuerdo...

La quiero porque demostraba su orfandad, su dulzura de niña, sus pasos silenciosos... Nunca levantaba la voz, nunca un reto... solamente rezaba.

Su grito de mujer era una muerte súbita, una locura de amor.


Muerte blanca, leyendas cortas...

 


Las gemelas silenciosas se asomaban a la vida. Parecían etéreas palomas con alas fuertes y deseos de ser gacelas en el entorno de los caprichos de María Antonieta.

La aldea estaba lejos, del otro lado, y ellas no sabían de leyendas cortas y de viejecitos con nombres raros. Eran sabias, inteligentes, visionarias... La muerte blanca se asomaba ante los ojos azules para susurrarles palabras de seda.

Mientras tanto, aturdía la Revolución y la gente se dispersaba por las callejas enlodadas.

Ellas no tenían miedo porque ese olor a claustro las unía, aunque no se conocían... Jamás se habían visto, eran dos extrañas en el camino de la noche.

LICIA

Hermana mía.

La Revolución francesa

-1790-

La última cena

 



Rebeca era la mujer que esperaba sanar, al menos por unos días, su alma en aquel viaje inaugural de El Titanic, pero aquello se transformó en la última cena. Podía percibir el ambiente gris a través de alguna palabra, de un gesto de su marido, de la traición... Su amiga se había convertido en la mujer de sus pesadillas y eso la derrumbaba. No podía contarle la verdad. El viaje en barco era otro nuevo obstáculo para ser feliz porque la obligaba a ver las miserias de los otros, como si ella tuviera la culpa de algo.

La mujer fantasma, la que le devolvió los latidos a su triste corazón, se dio cuenta que no le quedaba tiempo porque vio el barco hundido antes de que chocara con el témpano de hielo.

La última mujer
-1912-
Un naufragio
El Baúl de perlas
(por amazon en todas las tiendas)

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