Déjame entrar, déjame ver algún día como ven tus ojos. Julio Cortázar

 

“Cómo podría amar a ese hombre”, pensó cuando se le mezclaban atropelladamente las miradas de José y de Manolo, pobres de honor, demasiado simples. Ella creía que mejor sería acostarse a dormir una siesta eterna en vez de pensar en esas cuestiones frívolas. Su madre quería manejar su destino y eso la convertía en una persona rebelde e impotente pero sin nada que decir.

Manolo, quizá, no tenía ganas de cargar con ese jergón mísero de huesos que ni secretos guardaba porque estaba seco hasta la médula.

-Le doy mi palabra de caballero español que procuraré aliviar las penas de su hija, pero no estoy convencido de que acepte mi propuesta.

-Tú vístete de negro que ella te amará -le dijo Manuela con la mirada extraviada.

*
El silencioso grito de Manuela
Eternamente Manuela
---------------------------
❤❤SEGUIR LEYENDO