"El amor está compuesto por un alma habitando dos cuerpos". Aristóteles.

 




Se fue para el cuarto de servicio para tratar de descansar la mente pues esos demonios interiores estaban siempre alertando los silencios y tenían voz y formas inquietantes. En el sueño, vio a la mujer de las botitas blancas y sus ojos llenos de lágrimas.

No la conocía pero algo de ella le llegaba al corazón. Él le dijo:
---No debes querer a nadie que va a morir pronto. El tiempo nos quita muchas cosas y cuando más amamos más perdemos. 

---Tenemos que renunciar para ser libres, morir para que otro tenga vida ---le contestó ella como desdibujada por un velo.

Salvador se despertó bruscamente y con melancolía miró la hora. El mundo para él era gris, y pronto llovería sobre su cuerpo. Lo sabía. Se hallaba a la intemperie.