Mi pueblo
Por la calleja gris
que al pueblo se entra...
se ve el campanario,
la cruz de la iglesia.
que al pueblo se entra...
se ve el campanario,
la cruz de la iglesia.
Con sus gualdas espigas,
la madurez de la tarde
susurra en el viento
su lluvia de penas.
Camino al retablo
solfea la luna,
la espera el candor
de la plazoleta.
Más acá de los pinos,
las granjas murmuran...
Más allá en los trigales
se ha quedado dormido
el cansancio.
Un gato y su sombra
le hacen guardia a la noche.
En la plazoleta
quedó la infancia desierta,
un poeta sin coplas,
un sol abrigando la siesta.
Por la calleja gris,
en semillas de hinojos,
galopan campanas
buscando el perdón
en la fe de las almas.
-L.Fraix-
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¡Cuánta ternura descriptiva y sugerida! Felicidades, Luján.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha llegado hondo tu poema Luján
ResponderEliminarEn la plazoleta
quedó la infancia desierta.
Abrazos.
Gracias querida Francisco. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, amiga.
ResponderEliminarUn cariño grande.
Nostalgia, solera entrañable y sentida...Por esas calles del pueblo, que se adormecen, que murmuran y nos dejan su eco y su historia siempre querida y viva, amiga.
ResponderEliminarMi felicitación por este poema, que habla de tus raíces y sentimientos, de tu grandeza interior.
Mi abrazo entrañable y feliz domingo y mes de mayo, Luján.
Los pueblos tienen esas magias, ese toque de nostalgia y de soledad, de silencio. Gracias querida María Jesús.
ResponderEliminar¡Qué recuerdos más bonitos de esas "callejas" que todos tenemos en algún lugar cercano!
ResponderEliminarUn abrazo y gracias.
Gracias Rafael, es cierto siempre nos invaden las nostalgias de algún lugar solitario. Un abrazo.
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