El cuaderno de mi abuelo Eduardo

 


 La vida misma
y un pintor muy especial


que nos transporta a un mundo de aves exóticas,
de colibríes y de orquídeas.


La naturaleza es fuente de milagros;
entre luces y sombras
sobrevive al destiempo...


dejando claros mensajes sin palabras.


Con ligeras pinceladas reina
y puede llegar a ser un susurro,


un misterio.


Nos da todo
en un abrazo para que en cada huella
encontremos la paz.

Arrasa la noche con su luz,
dibuja gaviotas
en un cielo eterno de caramelo.


Mi abuelo Eduardo y mi tío abuelo José
 (sus cuadernos de infancia)
solían escribir, allá por 1916,
 preciosas descripciones
sobre la naturaleza.


Cuando me olvide
de todo
en mil lejanías,
quedará sólo un pájaro,
una flor,
sobre las ruinas de un espejo amarillo.
Reflejaré mi abrazo
para tus alas.
Más tarde,
en un amanecer rosado,
el latido
resucitará...

Luján Fraix

Se abre el libro mayor…
Y allí figuran los primeros miedos y los insomnios que hablan. Veinte años sobresaltada por los temores. Dos ojos severamente recorriendo los rincones que suenan a cristales rotos y la manta de lana juega en mis hombros como los cien folios en sus gotas de miel.
¡Todo se registra en las páginas de la vida!
Mis padres
y la ausencia de ellos,
la casa rural,
la gata Milagros,
el dolor,
la página en blanco…