Tertulias de la abuela: Millie



Amo los animales.
Me gustaron  siempre más los gatitos 
y desde niña  he tenido alguno en mi vida:
Albertina, Peter, Catalina, Teobaldo...
Milagros.


Hoy quiero compartir este té con ustedes
como todos los martes y con mi gatita Millie,
quien está operada
y poco a poco está mejorando.


Caprichosa como todo gato,
o como la dueña, según dicen,
no se deja curar, no quiere tomar las medicinas,
se quiere quitar los puntos...


Recuerdo el 27 de febrero de 2001,
ese día fue muy especial.
Alguien llegó a apagar las lágrimas y a sanar los cuerpos
y las almas.
Se llamó Milagros.


Mi madre la amó desde el primer momento en que la vio
y esperó que su cuerpo algodonado
le diera el calor y las fuerzas para continuar...


Después, cuando se fue a estepas heladas,
Millie recorrió los cuartos vacíos
de la casa colonial


y lloró sobre su cama,
buscando aquel abrigo.


Hoy,
frente a la lasitud del tiempo,
cuando todo parece tan lejano,


ella sigue siendo una criatura que,
con su amor,


pudo llenar los vacíos
y mitigar el dolor
y la soledad del espìritu...


No ha crecido,
es niña como aquel día de verano
que saltó imprevistamente sobre mi pie
y me miró con sus ojos chinescos.

(La libélula es un símbolo porque a ella le gustaba cazarlas
en el patio de casa)



-Los animales eligen a sus dueños.-dicen.


pinturas de Bernard Vercruyce


"Mi pasión por los gatos
es una historia de amor",
dice Vercruyce


Los pájaros suelen burlarse de mi gata Milagros.
Ese dialecto silencioso
de miradas
es sólo un simulacro.
Nadie puede alterar su sopor de princesa
frente al sol del otoño.
No los escucha, no los ve...

Todavía no sabe que es una gata.

Luján 2013