Cristales rotos
Alex Alemany |
-Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese del tiempo...
La mujer escuchó retumbar esas palabras en la sala vacía.
-Allá al final del camino la estoy esperando, pero no tenga miedo. Sujete el reloj y mueva los hilos que articulan el movimiento incansable de la vida. En la ribera, el Hacedor mira el Universo..., los tranvías corren calle abajo, las horas se llenan de fugaces alegrías y de ellas nacen ilusiones... El aire y su fragancias de mar..., dardos que alteran los latidos..., amores infinitos...
¿Qué espera del destino?.
Ate ese reloj de gatillo antiguo y déjelo respirar la libertad, no siga sus pasos, rescate en su memoria la sabiduría de un instante, la debilidad y la fuerza como dádivas de su ser único. Allá, en el fondo, estoy yo y tiene que ganarme la carrera.
Pero la mujer no rompió los espejos, no dejó caer los brazos... y el tiempo fue su tirano en esa lucha por sobrevivir.
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Hoy, anciana, frente a la muerte, los segundos le robaron su derecho a réplica.
Luján Fraix
Cuento de 1996
---Del libro de Cuentos Vera Violetta