LICIA. Hermana mía




Libre como un pájaro que se cuela debajo de un tejado para guarecerse de las primeras gotas, Celine se dejó llevar a través de los tiempos añorando otras alas y risas, la voz de Madame Olimpia, los ojos rubios del delfín Luis José y el ronroneo de su gato Theo. En medio de las encrucijadas, su abuela Lisa se despedía con gozo de sus años viejos para caer por una cascada de madreselvas vírgenes. Ella veía su partida cuando las nubes anidaban en las ramas dejando sus trinos bendecidos.