NINA y sus historias
Octubre.
Los
rayos de la primavera daban calor a la planta verde que, frente a la cocina,
desplegaba sus ramas buscando la vida para el corazón de sus hojas.
−¡Mira!
Nina
observó que unos pajaritos muy pequeños, bellos y mágicos, iban y venían,
giraban y volvían a girar en torno a los árboles y en espacial a la planta que
tenía flores violetas.
−¡Oh,
que hermosos!−dijo su madre--. Son picaflores o colibríes que llevan y traen
algodones para hacer los nidos.
−¿Algodones?−preguntó
Nina.
−Bueno,
son como telas transparentes que tejen y destejen como la abuela Rosa con los
ovillos. Ellos hacen el nido muy pequeñito y luego dejan dos huevos, siempre
dos. También dicen que son ángeles, así como almas, de nuestros queridos padres
o abuelos que se han ido al cielo y que vienen a decirnos que están bien.
Felices.
−¿Yo
les puedo hablar?−preguntó Nina.
−Ellos
cuando te ven se asustan, pero si quieres les puedes dar agua en una fuente.
Pasaron
unas semanas y nacieron uno bebés a quienes Nina les dio el nombre de Luna y
Sol. La mamá colibrí los alimentaba muchas veces al día, pero en ocasiones se
iba en su recorrido habitual en busca de néctares.
Luna
y Sol crecían y Nina a veces lloraba porque la lluvia y el viento, cuando había
tormenta, azotaba el nido. No quería que esos niños murieran. Hasta había
pensado en hacerles un techito para que las gotas de agua no llegaran a
rozarlos.
−¡Nina
no sufras!−le decía Alicia.
Un
día, uno de los colibríes quiso volar y chocó con la pared de la casa. Nina lo
arropó con sus manos y lo devolvió a su cuna. Sabía que pronto se irían en
busca de la libertad y eso le dejaba el corazón triste y vacío. Todos los días
se acercaba y los miraba; uno de los dos era el más fuerte y ya tenía una de
sus alitas desplegadas.
−¡Qué
bonito eres! ¿No te animas a volar?−le preguntó Nina−. Espera… Vuela, vuela… No te hace falta equipaje…
vuela−le cantó una y otra vez durante dos tardes seguidas.
Al
tercer día, ni Sol ni Luna estaban en el nido.
¿Será
que el canto de Nina los animó del todo para volar o escaparon de la voz
aflautada de la niña?
L.Fraix