La nodriza esclava--Juana de Arco (2da parte)
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La nodriza esclava--Juana de Arco (2da parte)
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Luján Fraix
Luján Fraix
a la/s
enero 07, 2018
Isabel corría por las calles estrechas y enlodadas;
tropezaba con los encajes del vestido, tenía miedo a ese hombre y lo quería…
Llegó al castillo y elevó el puente.
Desde una ventana, miraba el bosque de enanos.
Auguste no se atrevía a gritar de furia en la alcoba que le
habían dado en el palacio del rey.
La cárcel alzaba sus rejas detrás de la esperanza de una
nueva vida y los tabiques villanos se volvían firmes columnas de acero.
Finalmente, Isabel se casó con Auguste Deux.
Isa, como la llamaban algunos conocidos, había nacido en el
año 1500; ya tenía quince años. Vivía en una aldea próxima al extremo de la
calle que llevaba al palacio del rey Enrique Vlll hacia lo alto de la villa, un
fastuoso edificio rodeado de treinta hectáreas de jardines. En las afueras, se
ubicaba una parra de viñedos y arbustos cercanos a un canal privado con patos,
gansos y cisnes. Sobre otro extremo del edificio predominaban los rosedales y
demás plantaciones. La capilla real impactaba por su magnificencia ya que se
hallaba revestida en madera con un extraño diseño de azules y dorados.
El camino hacia la residencia, muy frecuentada por
caballeros de la corte y damas de sangre real que eran servidores de muchos
años atrás, era caliente en verano, oscuro en sus tramos, estaba dominado por
altas murallas.
A Isabel le ocasionaban disturbios mentales esos senderos
despojados de esplendor; se tornaba pálida y fría como una persona poco normal.
A menudo, escapaba cuando su esposo Auguste la iba a buscar a la fortaleza
donde descansaban las personas de servicio. Pasaba corriendo frente a los
prostíbulos y monasterios, desesperada, con ese andar loco de niña disconforme
con su origen. No era hija de condesa, ni de duques, ni de alcaldes; sin
embargo, sabía hablar latín perfectamente, conocía de música y de literatura y
llevaba una sangre ardiente que la inclinaba hacia un mundo rivalizado y
sorpresivo donde la sumisión era la única alternativa de supervivencia.
Isabel le temía a la Inquisición contra los herejes establecida en el
siglo Xlll, cuya misión era conservar la pureza de la fe frente a los moros y a
los judíos; recordaba el suplicio de Juana de Arco en Ruán el 30 de mayo de
1431.
Isabel quería huir de ese estado belicoso del que era presa
porque odiaba la castidad, la obediencia, la pobreza y el sometimiento ciego de
todos y cada uno de aquellos seres de la realeza que se entregaban a los
convenios políticos antes de nacer. Ella formaba parte de la corte de damas por
una inexplicable razón ya que era una humilde aldeana sin ceremonias; tal vez,
una princesa de Gales destronada o una aparición sobrenatural.
Juana de Arco era su Cristo venerado; una pobre campesina
que tenía dieciséis años cuando se presentó al Delfín Carlos y le pidió el
mando de las tropas para liberar al país de los extranjeros. Cuando lo
consiguió se dirigió contra los ingleses, en poco tiempo les hizo levantar el sitio
de Orleáns.
Toda Francia se llenó en entusiasmo y el Delfín fue llevado
hasta Reims donde se consagraban los monarcas franceses. Juana lo hizo coronar
como rey legítimo. Con ello había cumplido la misión.
Poco después, traicionada por la envidia de los príncipes,
cayó en manos de los borgoñeses y estos la vendieron a los ingleses quienes la
juzgaron como bruja y hereje y en 1431 la condenaron a morir en la hoguera.
“Hemos declarado por
justo juicio que tú Juana, vulgarmente llamada “doncella”, has caído en errores
variados y crímenes de cisma, idolatría, invocación de demonios y muchas otras
maldades. Puesto que cierto día tú habías renunciado a ellos, hecho juramento
en público, voto y promesa de no volver jamás a dichos errores o a alguna
herejía… pero tú has caído, ¡Oh dolor!...Juzgamos que eres relapsa y herética;
estimamos que un miembro podrido, para que no infecte a los otros, deber ser
estirpado; nosotros te rechazamos y te abandonamos…
Juana de Arco fue ejecutada. Un verdugo la ató frente a los
haces de leña que alimentaban la hoguera. A la derecha, se hallaban dos monjes;
uno de ellos llevaba una cruz.
L.Fraix
De----La nodriza esclava (novela histórico-fantástica)
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Muy bonito. Feliz semana.
ResponderEliminarGracias Teresa, feliz semana amiga.
EliminarLa historia de Juana de Arco es espeluznante y contradictoria, primero la iglesia la condena a la hoguera y siglos después la misma iglesia la canoniza.Besicos
ResponderEliminarEs una historia que siempre me apasionó, desde chica leía mucho sobre ella. La verdad es que no sé el porqué de la Iglesia tantos siglos después. Habría que ahondar en eso. Es contradictorio pero las razones deben haber sido justificadas. Un besito.
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