Licia-Hermana mía (Introducción)
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LICIA-Hermana mía---Luján Fraix
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Luján Fraix
Luján Fraix
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mayo 05, 2020
Trianon-residencia privada de María Antonieta |
INTRODUCCIÓN
Francia
sufrió el caos durante cinco años, desde que una turba parisina tomó La Bastilla
el 14 de julio de 1789. La destrucción de esa lóbrega cárcel, símbolo de la
corrupta y despótica monarquía borbona, marcó el inicio de la Revolución francesa.
En octubre, un grupo de mujeres hambrientas marchó hacia el palacio de
Versalles y forzó al rey Luis XVI, a su esposa María Antonieta y a sus dos hijos
a acompañarlas a la ciudad donde obligaron al monarca a promulgar las modestas
reformas de una Asamblea Nacional. No fue suficiente para frenar la ola de cambios
que estaba a punto de cubrir al país.
Al
ver el peligro, Luis Augusto huyó de París con su
familia en junio de 1791 pero se los detuvo en la aldea de Varennes, en la
frontera noroeste, y se los llevó a la capital como virtuales prisioneros. El
21 de septiembre de 1792 la Convención Nacional votó para abolir la monarquía y
declaró la República Francesa. Luis XVI fue juzgado por traición y sentenciado
a muerte; fue guillotinado el 21 de enero de 1793. María Antonieta corrió la misma
suerte nueve meses después. Este período conocido como el reino del Terror fue
presidido por un revolucionario inflexible, Maximiliano Robespierre.
El
27 de julio de 1794 le llegó también su hora. Arrestado junto a otros
cómplices, fue condenado a morir al día siguiente en la misma guillotina a la
que envió a tantos. En ese día de venganzas, Paul de Barras, un líder de la
Convención Nacional, que fue crucial para la remoción de Robespierre, salió de
la escena de ejecución para dirigirse al Temple, una prisión en el centro de la
población. Debía vigilar la condición de sus dos reclusos reales, los huérfanos
de Luis XVI y de María Antonieta: María Teresa y Luis Carlos.
(Secretos y Misterios de la Historia-R.D)
La
agricultura era la base de la economía francesa en la época en que Rosalie y
Antoine Florent se casaron en la iglesia de San Eustaquio construida entre 1532
y 1632 en el barrio de Les Halles. Al
año siguiente nació Alexandre, el primer hijo de la pareja. El niño, con el paso
del tiempo, se transformó en un joven tímido y caviloso. Daba sus lecciones
recitando como si fueran sermones. Cuando llegó al mundo Celine, él ya tenía
catorce años y empezó a comportarse de manera extraña. Su padre, apático y
neutral, no reparaba en sus extravagancias. Alexandre hablaba sobre leyendas,
demonios, brujos y le atraía mucho todo lo que estuviera relacionado con la
monarquía. Solía merodear las callejas cerca de Versalles para ver si podía
observar, al menos a distancia, a la reina María Antonieta. Decía que Celine,
su hermana, de enormes ojos azules, tenía poderes sobrenaturales y que podía
percibir el fin cercano. No precisamente para que la alcanzara sino para
demostrarle su existencia.
Lejos,
en el otro extremo de la ciudad, la señorita Louise Héland quien solía recoger
los residuos de las Tullerías para comer, encontró un día un bebé abandonado en
una plaza. Inmediatamente se lo llevó y lo ocultó en la casa de huéspedes de
Madame Delfine Blanduriet, situada en la parte baja de la calle de Santa
Genoveva, donde ella vivía de prestado.
Dos
familias, una historia.
La
infancia, la figura materna agigantada como símbolo, las supersticiones
arcaicas, el abandono y la Revolución francesa.
LICIA-Hermana mía
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Uy se ve muy interesante te mando un beso
ResponderEliminarUna introducción de un libro que promete mucho, me ha encantado.Besicos
ResponderEliminarInteresante como la época.
ResponderEliminarCuídate mucho, amiga escritora.