La última mujer
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La última mujer (Introducción),
La última mujer---Luján Fraix
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Luján Fraix
Luján Fraix
a la/s
agosto 07, 2020
INTRODUCCIÓN
“Ni
Dios mismo podría hundir este barco” se jactó un tripulante del Titanic, propiedad de la línea naviera
White Star. Ese opulento transatlántico era el más grande del mundo. El 10 de
abril de 1912, ante la expectación de miles de personas alrededor del mundo, el
gigantesco barco zarpó rumbo a Nueva York desde Southampton, Inglaterra.
Algunos tripulantes eran muy ricos y otros eran inmigrantes que viajaban en
tercera clase. Todos confiaban en que el viaje por el turbulento Atlántico Norte
no sería difícil. Con sus compartimientos herméticos, el notable buque era el
reflejo de las más avanzadas técnicas de ingeniería. Con comodidades sibaritas
como baños turcos, amplias terrazas con palmeras, alta cocina y la mejor
orquesta flotante, el Titanic era
virtualmente un mundo aparte, majestuoso, al parecer indiferente al bamboleo
del viento y de las olas.
El
15 de abril, dos balsas desarmables y quince botes salvavidas estaban dispersos
entre los icebergs de las gélidas aguas del Atlántico. Casi congelados,
exhaustos y conmocionados, los sobrevivientes fueron la frágil prueba de la
existencia del Titanic, que tan
dramáticamente se había hundido en la noche. En esa gran superficie, cientos de
cuerpos casi irreconocibles flotaban… Un observador los describió como gaviotas
entre las olas. Había muchas mujeres que en la muerte se aferraban a los bebés.
El
primer barco “a prueba de hundimientos” desapareció horas después de chocar con
el ancestral enemigo de los marinos incautos: el implacable iceberg.
R.D
Departamento Editorial de Libros
-1912-
Un naufragio
El baúl de perlas
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premioliterario2020
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La soberbia del hombre es como una brizna de paja frente a los elementos.
ResponderEliminarUn abrazo, Luján.
Una introducción muy bien escrita, seguro que la novela es estupenda.Besicos
ResponderEliminarLa naturaleza puso a prueba la aparente gruandeza del Titanic, como ahora un invisible virus ha puesto a prueba a grandes potencias y ciudades del mundo. ¿Cuándo aprenderá el hombre a conocer sus límites y a practicar la humildad, amando la vida y la naturaleza?
ResponderEliminarMi abrazo de luz y rosas, Luján.
Feliz fin de semana, amiga.
Siempre me han llamado la atención las historias que se desprenden del hundimiento del Titanic. Esta novela debe ser muy interesante amiga. Besos!
ResponderEliminaruy genial comienzo, eres una brillante escritora
ResponderEliminarPor soberbios pecamos muchos y caemos derrotados de la peor forma.
ResponderEliminarQué tristeza por las madres y bebés, ese iceberg...
Saludos desde El Blog de Boris Estebitan.