Madre noche
Una
mujer con el pelo color lino y los ojos gris claro tenía una hermosa beba de
dos años aproximadamente en los brazos. La niña miraba fijo a Rebeca y ella le
regalaba sonrisas. ¡Qué bonita era! Soñaba con tener un hijo así; sin embargo,
Dios no le había concedido esa gracia.
Mark
observaba los gestos tiernos de Rebeca y se le partía el corazón. Hubiera dado
lo que tenía y lo que no, por darle la felicidad que no podía alcanzar. Se la
veía vulnerable, agotada de tantos sueños por cumplir cuando el tiempo se le
acortaba frente a los designios de la vida o tal vez de la muerte. Wilson no
prestaba atención a aquella niña bulliciosa; estaba en su propio mundo, inmerso
en meditaciones que lo turbaban demasiado. Mark suponía que se trataba de la
salud de Rebeca y por eso perdonaba su frialdad.
La última mujer
------------------------Gracias por apoyar tanto esta novela.