Enero, el mes del verano




Llegó el primer día del año 2020, EneRo..., el mes del verano en el hemisferio sur.
Con él los calores de ese estío que nos llena de alegría, de ganas de vivir,  pero que al mismo tiempo nos abruma... a algunos como yo que preferimos el invierno o la primavera... el otoño puede llegar a ser eternamente mágico.
No tengo grandes fechas para recordar, sí... la llegada de los Reyes Magos cuando me trajeron un jueguito de té y mi padre me tenía sobre su falda mientras yo jugaba. Creo que fue la única vez que lo hizo y por eso me quedó grabado.

El verano representa a la naturaleza con todo lo que tiene de energía reinante, los desafíos, la risa, los deseos y esas esperanzas que son como latidos de un motor expuesto de cara a los sueños de los días: aquellos que vendrán...

En EneRo me enamoré una vez, la primera, y fue un hallazgo para mí porque conocí un sentimiento ignorado que me llenó de confianza, de autoestima, de pensar que no iba a quedarme sola para siempre... pero... luego me sentí desvalorizada y triste como quien ve pasar la vida a través de un cristal.

Todo llega y todo pasa. Siempre existe algún maestro y nosotros, discípulos, estamos allí para aprender porque la vida es una escuela.


Feliz año!!!

3 comentarios:

  1. Efectivamente la vida es una escuela y nosotros alumnos perpetuos; no obstante, me cuesta hacerme a la idea de que vosotros estáis ahora en el rigor del verano y nosotros a la inversa.
    Un abrazo muy afectuoso.

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  2. La vida es efectivamente una escuela, querida Luján. Y como en la escuela, hay lecciones que entran con dulzura hasta el alma y otras que se atragantan y se hacen duras de digerir.
    Un abrazo.

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    1. Estamos en continuo aprendizaje. Las lecciones que nos da la vida nos sirven para crecer, así sean duras.
      Un beso, a mí también me cuesta creer que allá sea invierno.
      Un beso grande.

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