Franz Winterhalter (1805-1873)


EN EL MARCO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA, LA LEYENDA DE LOS OJOS AZULES.


Rosalie y Antoine Florent se casaron en la iglesia de San Eustaquio construida entre 1532 y 1632 en el barrio de Les Halles. Al año siguiente nació Alexandre, el primer hijo de la pareja. El niño, con el paso del tiempo, se transformó en un joven tímido y caviloso. Daba sus lecciones recitando como si fueran sermones.
Cuando llegó al mundo Celine, él ya tenía catorce años y empezó a comportarse de manera extraña. Alexandre hablaba sobre leyendas, demonios, brujos y le atraía mucho todo lo que estuviera relacionado con la monarquía. Decía que Celine, su hermana, de enormes ojos azules, tenía poderes sobrenaturales y que podía percibir la muerte cercana. No precisamente para que la alcanzara sino para demostrarle su existencia.
Lejos, en el otro extremo de la ciudad, la señorita Louise Héland, quien solía recoger los residuos de las Tullerías para comer, encontró un día un bebé abandonado en una plaza. Inmediatamente se lo llevó y lo ocultó en la casa de huéspedes de Madame Delfine Blanduriet, situada en la parte baja de la calle de Santa Genoveva, donde ella vivía de prestado.

Dos familias, una historia.La infancia, la figura materna agigantada como símbolo, las supersticiones arcaicas, el abandono y la Revolución francesa.


LICIA. Hermana mía. La Revolución francesa -1790-





Fue pintor y litógrafo alemán
especialmente conocido por sus retratos de la realeza
realizados a mediados del siglo XIX.
Entre sus obras más conocidas se encuentran
"La Emperatriz Eugenia" rodeada de sus damas
de compañía (1855)
y los retratos hechos a la emperatriz
Isabel de Austria.


Winterhalter consolidó su estilo como pintor
de retratos
durante el Segundo Imperio Francés
y sus mejores obras fueron realizadas
en las últimas décadas de su vida.
Adaptó  su estilo al lujo
y a la atmósfera de la época,
su hedonismo y animación.



Los retratos de Winterhalter eran apreciados por su sutil intimismo.
La imagen de sus modelos da al observador
la impresión de deseo o de necesidad de protección.


No sólo disponía de habilidad para crear composiciones
casi teatrales
sino que también fue un experto en el arte de combinar
la textura de los tejidos, pieles y joyas 
para los que dedicaba tanto esmero 
como para los rostros.
Sus obras son elegantes,
refinadas y agradablemente idealizadas.


a Franz Winterhalter


Sueño de princesa azul,
inocencia perfecta...
Tras la mirada de un clamor perdido:
el deseo.
Hacedor de magia
entre encajes y rosas,
diste luz a las alas
en un universo ideal
de encantados momentos.

L.Fraix



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