La abuela francesa

 


La abuela francesa sabía recorrer las horas ausentes, entre el dolor y el miedo. Tenía demasiada carga de relojes y un futuro incierto, pero luchaba porque había nacido con una misión: llevar adelante una familia, sostenerse con los recuerdos románticos de sus afamados esposos, construir desde las ruinas, porque era una mujer con temple.

Iba y venía de su pueblo, colaboraba con la iglesia en construcción, lloraba junto a las noches tibias con el criado Jeremías a su lado que era su otra mitad. Él la comprendía.

Cuando llegaban los gatos, al atardecer, ella sabía que ya faltaba poco.

La abuela francesa
De Suiza a América.
-1865-