La nodriza esclava---Juana de Arco (1era parte)
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La nodriza esclava--Juana de Arco (1era parte)
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Luján Fraix
Luján Fraix
a la/s
diciembre 18, 2017
Juana de Arco |
El castillo se amparaba de las leyendas y obedecía las
órdenes, era el padre de las prisiones.
Detrás de la reja, se veía el corredor abovedado cerrado al
fondo por una puerta de madera claveteada y de hierro. Para enfrentar al
enemigo: puentes levadizos y con rastrillo, edificios más altos que anchos
protegidos en la parte superior por matacanes y en la zona inferior por
desniveles, los muros cortina con camino de ronda dotados de merlones, almenas
y atalayas.
La fortaleza estaba construida en piedra con “salientes”
desde donde los soldados se podían proteger y lanzar flechas y saetas.
En el castillo Glamis Castle, las torres se abrían hacia el
interior de modo que si el rival conseguía entrar alguna de ellas se hallaba a
merced del contraataque de los defensores.
Un prestidigitador trataba de acelerar los encuentros en la
somnolencia de los patios con antorchas que olían a rama de olivo, a viejas
batallas de campo y a reyes que se retrataban vencidos por el dolor.
La familia estaba dormida detrás del aparejo de las paredes
y de los bloques ajustados son argamasa de los cimientos.
Las construcciones visigóticas realizadas en piedras
cúbicas que alternaban con hileras de ladrillo colocados en espina de pez eran
el testimonio de una vida rígida, de temores, de acciones bélicas y de duelos.
De pronto, el puente se levantó y entró un caballero en un
corcel blanco. Se dirigió hacia la zona de la realeza compuesta por sillares de
piedra, amarillentos, ensamblados groseramente.
Al rato, el hombre salió con una doncella: Isabel Law.
Cabalgaron por un camino entre viñas y prados. Ella escapaba de la tortura de
una existencia estéril, pero lloraba porque no quería abandonar su mundo de
servidora por una persona que, tal vez, no la conocía. Desconfiaba del francés
Auguste Deux. La desorientaba su comportamiento enigmático en un cuerpo sin
palabras, el egoísmo de querer arrebatarla de aquella familia y alejarla de una
reina enferma que estaba cuidando…
¿Él era su salvador, el amor de su vida o un ladrón que
sólo pensaba en sí mismo?.
Isabel Law, una joven de catorce años, sufría los horrores
del siglo XVl; la acechaba el miedo a morir y a quedarse sola por su condición
de niña pobre.
La catedral de Elgin se hallaba en la parte baja de la
ciudad.
Isabel se arrojó del caballo y se internó en las aldeas de
los artesanos y campesinos. Estaba arrepentida. Auguste Deux no la buscó porque
estaba cansado de sus dudas; se sentía impotente.
El desconcierto se esforzaba por aclarar la bruma que
invadía las iglesias, la curiosidad de los clérigos y de los labriegos. En las
colinas, un jinete observaba, indiferente, con un escudo de cuero acorazado.
Aceptaba la realidad sin inmutarse; tal vez no se sentía derrotado porque no
quería a la doncella. A Auguste alguien le había quitado las fuerzas y el
coraje para luchar y rebelarse.
Ella sentía que el amor era demasiado grande pero tenía que
ayudarlo a morir para seguir viviendo.
De---La nodriza esclava (novela histórico-fantástica)
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Se ve muy bonita. Besitos.
ResponderEliminarGracias querida Teresa. Es una novela que escribí en el año 2000, diferente a todas. Besos
EliminarOtra de tus estupendas novelas, lo cierto que tiene fantasía e interés.
ResponderEliminarTe dejo una vez mas mis mejores deseos.
FELIZ NAVIDAD