El Principito, la película


LA VIGENCIA DE UN MENSAJE












La pregunta interior surge de inmediato:

¿Cómo voy a llorar si es sólo un dibujo animado?

Pero es inevitable emocionarse con esta ingeniosa versión de "El Principito".  


La película es ideal para quien leyó alguna vez el libro de Antoine de Saint-Exupéry y una invitación a leerlo urgente para quien aún no lo descubrió.

Lo atractivo de esta propuesta es que mantiene viva la historia original, por momentos casi textual del libro, y hace un link con la actualidad a través de un mensaje destinado a jerarquizar el universo lúdico y creativo del niño en oposición a ciertas estructuras esquemáticas del mundo adulto. Todo despunta desde el vínculo de La Niña con su madre, que pretende que su hija ingrese a una academia educativa de primer nivel.

Ella no aprueba el examen y la madre pergeña un plan de seis meses, en el que la pequeña tiene horarios para estudiar, comer... menos jugar. La Niña pasa la mayor parte del día sola, dado que su madre trabaja y accidentalmente conoce a su vecino.

Se trata de un aviador anciano, cuya obsesión es hacer volar a su avión destartalado. De a poco, el abuelo la sumergirá en otra frecuencia a través de las páginas de "El Principito", y a partir de esa historia nacerá un vínculo tierno, el que nunca le dio su madre.

Después, el cuento abre sus páginas y se libera la imaginación.

Quizá no sea tan efectiva para los más pequeños, pero es imperdible.

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