La noche más larga del año


 "Y al final entre tanta gloria y tanta miseria, lo que queda es la magnífica proeza de haber sido libre y responsable de su propio destino". (Rosa Montero)


Ella era pelirroja; amaba lo bueno y lo perpetuo: el recuerdo dulce de su madre, el abrazo de Violet, la risa de su padre anciano que guardaba joyas en aquel baúl viejo. Se emocionaba.
No podía imaginarlo de otra forma, juntando palabras y perfumes en las tardes grises al lado de la ventana. A veces, lloraba pero no quería que lo vieran... Él era fuerte y sostenedor porque no debía derrumbarse. Su amada hija lo necesitaba; ella se lo pedía en su mirada transparente.
Y los días semejantes acortaban el camino que se desdibujaba por la rutina de las horas. Había magia tras los umbrales en aquella campiña inglesa, porque otra mujer había pintado un cuadro con azucenas y candiles.
Algas, hogueras en el agua... historia. Una estrategia cualquiera, la que estaba al alcance del presente.
**