"El mar es la imagen del inaferrable fantasma de la vida". Herman Melville

 

De noche se dejaba llevar por los sueños. El mar se le colaba por el agujero de la cerradura, por debajo y por encima de la puerta, por la ventana. No lo conocía y deseaba estar frente a ese océano infinito.

Guardaba su dimensión en la pupila de sus ojos, el poderío, su oleaje, la eterna profundidad del ser dibujado hasta la locura igual que un ramo de sal en las orillas.

Ese desorden azul le recordaba la bohemia que lo devoraba, que lo traía a una realidad hostil que no quería ver y que buscaba transformarla para poder respirar.

(fragmento de novela)