Escríbeme una carta...

 

−Me siento tan infantil.

−No –murmuró Paula y le dio un abrazo. Lo veía tan entregado que le daba inmensa ternura. Ese amor que sentía por Hellen era tan intocable y puro que seguramente le duraría toda la vida. La había idealizado demasiado, transformándola en un ser lejano a lo terrenal, una especie de ángel sin vida propia que besaba con labios fríos. La mujer estampa que aparecía y se ocultaba dejando amor en sus ojos azules, plegarias en sus manos, y la inocencia cargada de letanías. Era la misma bandera, una gaviota, el fervor, la mirada, el triste viaje. ¿Dónde? Nadie lo sabía. Leonor se encargaría de averiguarlo si podía, pero eso significaba esperar y Facundo tenía demasiada ansiedad. La impaciencia que tendría que sepultar bajo tierra porque la vida estaba por venir y ese pasado era sólo eso: ceniza.

Hellen, escribe...
Guerra de Malvinas
-1982-