Los iluminados

 


La casa del artista en Croisset
 (Sena Marítimo, a pocos kilómetros de Rouen) 
A la izquierda, el pequeño pabellón a orillas del Sena.



Al artista le gusta la soledad porque lo salva…

Sabe cómo llegar a conquistar porque conoce el arte de la seducción. Puede ser bueno o malo, pero el  poder de “encantar” tiene que ser innato.

Se arriesga a que le escriban opiniones absurdas, irreales, crueles… Posee “espalda” para soportarlo porque no puede hacer otra cosa. A los grandes elogios los mira de costado, continúa… No quiere censuras pero las hay y muchas.

Se enfada con su amigo:

No seguimos ya el mismo camino, no navegamos ya en la misma nave. Yo no busco el puerto, sino la alta mar. Si naufrago, te eximo del duelo.

Mientras tanto, en su torre de marfil, vive consagrado a su única religión y a su política: el arte. Escribe metódica e incansablemente. Corrige, pule, cincela su prosa, mide sus frases con rigor.

Se sienta en su escritorio al caer la tarde, se levanta para la cena, vuelve a él para después de la comida y sigue labrando su obra.

Dicen que su ventana iluminada en la noche servía de faro para los marineros que navegaban por el Sena. Escribe con pluma de ganso, que va mojando en un tintero con forma de sapo.

Es Gustave Flaubert, autor de “Madame Bobary”

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L.Fraix

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