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jueves, 30 de agosto de 2018

Retratos literarios: Margarita Gautier





"LA DAMA DE LAS CAMELIAS", de Alejandro Dumas.


La obra es un melodrama romántico, y MARGARITA GAUTIER, en el fondo, un ser abnegado de folletín, la mujer perdida que se regenera con la renuncia y con la muerte.

Dumas, hijo, no destacó precisamente por sus puntos de vista feministas. En un escrito suyo posterior decía:

"Nuestra mujer es nuestro nombre, nuestro amor, nuestro placer, nuestra confidente, la madre de nuestros hijos, la depositaria de nuestros secretos, de nuestras debilidades, de nuestras esperanzas..."




Qué claras se decían las cosas entonces... 
Dumas disculpaba a las mujeres que seguían el camino del vicio, disculpaba la prostitución de las jóvenes sin medios que se veían arrastradas a ella por la necesidad o por el deseo de ascender en la escala social.

La prostitución por tales motivos u objetivos le parecía excusable. Si sólo el dinero tiene valor y "negáis a la virtud el derecho de ser un capital, habéis dado al vicio el derecho de serlo."

La prostitución era admisible, pero siempre que se plegara resignada a los intereses supremos de la familia, como hace MARGARITA GAUTIER. Lo que Dumas consideraba inadmisible era el adulterio.

Pese a la ambigüedad y el moralismo que la obra presenta hay en ella una honda palpitación de sentimiento auténtico que la salva y que le proporciona ese vigor simbólico que la ha hecho llegar hasta nosotros.

Su moralismo es tan patente que no nos molesta ya como irritaba a los naturalistas; le presta un cierto encanto y conserva una gran capacidad de conmovernos.

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"Asistía Margarita a todos los estrenos y pasaba todas sus veladas en algún espectáculo o en algún baile. Cada vez que se ponía en escena una pieza nueva se albergaba la seguridad de verla a ella ahí con tres cosas que no la abandonaban jamás: sus gemelos, una bolsa de bombones y un ramo de camelias.
Durante veinticinco días del mes eran las camelias blancas, y durante cinco días eran rojas. En ninguna ocasión se había visto a Margarita con otras flores. Así, pues, en el establecimiento de la señora Barsell, su florista, habían acabado por apodarla la dama de las camelias." (fragmento)