El Hacedor, de Jorge L. Borges
SINOPSIS
Quien quiera leer a Jorge L. Borges por primera vez,
encontrará que El Hacedor es quizá el
libro más indicado. Sus composiciones breves ponen de manifiesto la maestría
del artista-poeta en prosa y en verso-igual a la del ensayista, o mejor dicho,
a la del escritor sutil y erudito y no pocas veces irónico.
Con esa dualidad que le
es característica, Borges propone, por un lado, su visión literaria universal,
expresada en temas vinculados a la literatura inglesa, grecolatina y oriental;
y por otro lado, muestra su argentinismo nutrido del viejo Buenos Aires y del
pasado nacional, evocado en episodios memorables. Balvanera y Plaza Once
alternan con la parábola y el símbolo de sabor oriental; Homero con Rosas y
Facundo; el atisbo filosófico con el pasajero recuerdo de un amorío porteño.
El Hacedor es considerado por
el mismo Borges como su libro más
personal.
OPINIÓN
En estos breves cuentos y
poemas Jorge L. Borges nos habla de
sus temores, de los espejos y los laberintos como metáforas de la duda. Hay un
trasfondo filosófico en todos ellos que se ve claramente en su concepción del
tiempo, el espacio, la muerte, el infinito y la existencia humana.
Borges toma el mundo real como si fuera una idealización dentro del cual vivimos
sin darnos cuenta. La muerte es para él la clave de la vida y piensa que cada
uno de nosotros tiene su muerte personal. El destino es como otra persona que
llevamos dentro marcada por ese tiempo: el eterno retorno, un regreso hacia el
infinito que se repite constantemente.
Técnicamente, Jorge L. Borges es un escrupuloso
formalista sometido a un gran rigor de método. Sus cuentos, como sus relatos y
poesías son de una arquitectura estructural muy bien pensada, lógicamente
desarrollados y con una economía de recursos planeada. Escribe lo estrictamente
necesario. Borges ha armado un estilo
escueto, preciso y de una maestría filosófica sorprendente.
Luján Fraix