La casa de Antonio Machado




La casa, irregular y pobre,
como tantas de aquella época conserva
intocados los espacios que conoció don Antonio:
los patios con parras y perales,
los muros desnudos,


la modesta cocina de hierro,
el largo pasillo,
el comedor y su habitación,
con los sencillos muebles que tenía,


incluyendo una estufa de petróleo
que le regaló su hermano Manuel
para que mitigara los rigores de los crudos inviernos
segovianos.


En el patio hay un busto de piedra,
copia hecha por Pedro Barral del original que su hermano
Emiliano Barral
hiciera en 1920
y en una pared lateral enmarcado por la hiedra,
un panel de cerámica vidriada,
obra de Juan López Parras
que nos recuerda los años 1919-1932
cuando el poeta vivió en esta casa.



En el interior,
hay retratos de Antonio Machado
pinturas de artistas locales contemporáneos de Antonio
y de otros más actuales
que acuden con su caballete
a la casa-museo en busca de inspiración y de motivos;
interesantes documentos
fotográficos.
Y ya que es la casa donde vivió un poeta,
los libros a los que llevó sus palabras
y con ellas sus sentimientos.