Hija única. Libro de Recuerdos

 



La casa vieja, la estancia, estaba silenciosa y abandonada. Tenía miradores en lo alto para los cañones. Llevaba muchas batallas ganadas con los indios en tiempos hostiles. Yo la observaba como quien ve fantasmas tras las ventanas desiertas. Imaginaba historias turbulentas. Quería caminar sus pasos, subir peldaños, investigar, bajar a los sótanos… Ser una más. El auto seguía su ruta en la llanura donde tantas almas reposaban de su fragilidad. Cuando llegaba al campo, abrazaba la muñeca y me iba debajo del sauce a inventar relatos. Hablaba, le preguntaba cosas, ése era mi refugio que parecía de duendes enamorados. Mi padre arreaba las vacas negras y yo pensaba en la vida que se les cortaba por un capricho de los hombres.  No miraba, mi corazón se rompía en pedazos. El cielo era testigo de la debilidad y de los mandatos mientras el molino de agua, con su rezongo de viejo, me decía que el viento venía del sur.

-----La imagen es real y pertenece a la Estancia, algunos le dicen Castillo de Freyre (abandonada) donde casi todas las semanas pasábamos mis padres y yo para ir a otra propiedad que quedaba cerca. Mi padre decía que la quería comprar... Era un sueño que tenía. Existen muchas leyendas sobre ese lugar y hasta llegan a visitarlo desde distintos lugares.

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---HIJA ÚNICA