Hija única. Libro de Recuerdos
La
casa vieja, la estancia, estaba silenciosa y abandonada. Tenía miradores en lo
alto para los cañones. Llevaba muchas batallas ganadas con los indios en
tiempos hostiles. Yo la observaba como quien ve fantasmas tras las ventanas
desiertas. Imaginaba historias turbulentas. Quería caminar sus pasos, subir
peldaños, investigar, bajar a los sótanos… Ser una más. El auto seguía su ruta en
la llanura donde tantas almas reposaban de su fragilidad. Cuando llegaba al
campo, abrazaba la muñeca y me iba debajo del sauce a inventar relatos. Hablaba,
le preguntaba cosas, ése era mi refugio que parecía de duendes enamorados. Mi
padre arreaba las vacas negras y yo pensaba en la vida que se les cortaba por
un capricho de los hombres. No miraba,
mi corazón se rompía en pedazos. El cielo era testigo de la debilidad y de los
mandatos mientras el molino de agua, con su rezongo de viejo, me decía que el
viento venía del sur.
❤
-----La imagen es real y pertenece a la Estancia, algunos le dicen Castillo de Freyre (abandonada) donde casi todas las semanas pasábamos mis padres y yo para ir a otra propiedad que quedaba cerca. Mi padre decía que la quería comprar... Era un sueño que tenía. Existen muchas leyendas sobre ese lugar y hasta llegan a visitarlo desde distintos lugares.
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