Diario de Pablo Neruda
Los grandes poetas no dejan ausencias. En un principio quizá sí. Su figura, su modo de ser marcan vacíos, pero poco a poco su obra avanza sobre su ausencia física, lo cubre todo y se alza hacia lo alto.
¿Cuántas veces llega Pablo Neruda cuando recitamos sus poesías para nosotros o para los demás?
¿Cuántas veces la visión de un cielo o la presencia del mar se engrandecen en la voz del poeta?
Neruda permanece a nuestro lado, está siempre presente en sus versos. Es esa omnipresencia que muy poco de los que escriben, logran. Sin proponérselo, por supuesto.
Vivimos con Neruda a nuestro lado. Los que ya somos más grandes, desde adolescentes y los que están llegando arrobados desde un principio apenas descubren su poesía: "Juegas todos los días con la luz del universo..."
¿Quién que lo haya leído una sola vez
no lo recordará para siempre?
Su casa en Isla Negra (Chile)
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