La Trama del Adiós.


 

Se fue para el cuarto de servicio para tratar de descansar la mente pues esos demonios interiores estaban siempre alertando los silencios y tenían voz y formas inquietantes. En el sueño, vio a la mujer de las botitas blancas y sus ojos llenos de lágrimas. No la conocía pero algo de ella le llegaba al corazón. Tal vez estaba muerta. Él le dijo:

−No debes querer a nadie que va a morir pronto.

El tiempo nos quita muchas cosas y cuando más amamos, más perdemos. Tenemos que renunciar para ser libres, morir para que otro tenga vida −le contestó ella como desdibujada por un velo.

Salvador se despertó bruscamente y, con melancolía, miró la hora. El mundo para él era gris, y pronto llovería sobre su cuerpo. Lo sabía. Se hallaba a la intemperie.

A la mañana, Dolores le comentó que quería poner un negocio porque tenía la necesidad de hacer algo: estaba aburrida.

−No seas egoísta, te pido por favor. Nunca me apoyas en nada porque piensas que soy una inútil. ¿Hasta cuándo me vas a boicotear las ideas?

−Nada, mujer, está bien.

−¡Magnífico!

Tenerla lejos era lo mejor que le podía pasar a Salvador; aunque sentía que ella lo manipulaba no podía hacer otra cosa. No quería discutir más. La vida a fuerza de golpes le había enseñado mucho, cada cual tenía su propia idea de la moral y de lo que impone la sociedad.

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LA TRAMA DEL ADIÓS
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